La mafia de la droga anida en las escuelas rusas

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Las vacaciones de verano terminaron y los niños regresan a la escuela. Para unos es el templo del saber, para otros es un sitio donde el consumo de drogas crece anualmente.

Las vacaciones de verano terminaron y los niños regresan a la escuela. Para unos es el templo del saber, para otros es un sitio donde el consumo de drogas crece anualmente.

En busca de placeres prohibidos y dinero fácil, los adolescentes crean las redes de venta de drogas en las escuelas, basándose en la experiencia adquirida de las películas y reportajes. Y esto parece aún más terrible que en el mundo de los adultos.

El corresponsal de RIA Novosti, Dmitri Vinográdov intentó analizar la estructura del narcotráfico en las escuelas de la ciudad rusa de Ekaterimburgo, en los Urales.


El juego de narcomafia

Un adolescente vestido de un traje espantoso y una gorra de béisbol que cubre su rostro está cerca de la escuela. Parece que está esperando a alguien. En efecto, en varios minutos otro adolescente se aproxima a él andando a saltitos como los raperos de las películas estadounidenses.

Al darse un apretón de manos como saludo los escolares cambian discretamente el dinero y unos paquetes. Pasado un momento, les detienen los agentes del Servicio del Control de Drogas y de la fundación Ciudad sin Drogas de Ekaterimburgo, encabezada por Yevgueni Roizman. Los adolescentes que hace unos minutos se hacían chulos ahora están tirados boca abajo en el suelo.

Un examen pericial determinará posteriormente que los paquetes están llenos de una forma de marihuana sintética conocida como “spice” o K2. Anteriormente los escolares solían fumar cigarrillos, pero hoy en día un tabaco simple no está de moda. Ahora el K2 se añade al tabaco, lo que es más caro y causa más daños en el cuerpo humano.

"El crecimiento del narcotráfico en las escuelas es un problema que puede hacerse central en los próximos años, teniendo en cuenta que la drogadicción se había propagado como una epidemia por todo el país”, destaca Yevgueni Roizman, fundador de la fundación Ciudad sin Drogas de Ekaterimburgo.

“Los escolares se familiarizan con las drogas desde la niñez, cuando su organismo y la mentalidad son más receptivos a esta infección”, añade. Según Oleg Zabrodin, jefe del Centro de Desintoxicación de la provincia de Sverdlovsk, en la región de los Urales, en el año escolar 2011-2012, 160.300 alumnos de escuelas e instituciones educativas técnico profesional de nivel secundario de la provincia de Sverdlovsk fueron sometidos a un examen médico. Se reveló indicios de consumo de drogas en 700 casos. Un 5,6% de los padres de los escolares de la provincia de Sverdlovsk renunciaron a que sus hijos fueran sometidos al examen anunciado.


¿Qué lleva a los adolescentes a consumir drogas?

Anna tiene 31 años. Es una mujer guapa con peinado a la moda. Su hija Kristina, de 15 años, se parece mucho a su madre y además es deportista y cantante. Pero por otro lado, la joven es drogadicta desde hace dos años. Al empezar a consumir drogas ligeras, Kristina llegó a la dependencia de heroína y un estupefaciente llamado “cocodrilo”.

"Kristina siempre practicaba deporte y acudía también a una escuela de música. Es integrante de un conjunto musical de niños”, dijo Anna con orgullo. “Anteriormente salía junto con su grupo de giras a varias partes de Rusia, Bulgaria, España, etc. El conjunto se prepara a participar en el concurso de Eurovisión para niños", añadió.

Hace un año, Anna observó los abruptos cambios de conducta de su hija que empezó a dormir mucho, adelgazó y bebía agua sin cesar. Después, empezaron a desaparecer cosas de su casa, tanto objetos de oro como de poco valor. Bajo la presión de su madre, Kristina confesó que fumaba marihuana sintética. Pero ni las amenazas, ni ruegos, ni las visitas a los médicos ayudaron a la joven a renunciar a su nueva afición.

"Kristina robó un teléfono móvil a una chica y las tenacillas a un muchacho”, dijo Anna. “¿Qué le faltaba? Siempre tenía mucho que hacer”, confesó.

La propia Anna trabaja mucho y estudia su segunda carrera. El marido de Anna no es el padre carnal de Kristina y se ocupa más de su hermana menor. Abandonada a su propia suerte, Kristina empezó a experimentar con drogas por la influencia de sus amigos y se hizo adicta en breve.

"Todo empezó por cócteles de alcohol y cigarrillos, pero la chica quiso probar algo más fuerte”, explicó la madre. Kristina probó la marihuana sintética, después la tropicamida y el estupefaciente “cocodrilo”, una droga de elaboración casera compuesta de codeína y otros ingredientes que es mucho más potente que la heroína.

Kristina afrontó problemas en su conjunto musical y dejó sus estudios de música. Ahora la chica está en uno de los centros de rehabilitación para drogadictos de la fundación “Ciudad sin drogas”. Sus padres construyen una casa en otro distrito de Ekaterimburgo para prevenir que su hija vuelva a encontrarse con sus amigos. Al mismo tiempo, continúa la investigación contra Kristina acusada del robo de un caro teléfono móvil de Nokia a un muchacho. La chica vendió el aparato para comprar drogas.

"Más de la mitad de los alumnos de los últimos años de nuestra escuela consumen drogas”, dijo Kristina a RIA Novosti. “Al menos, la amfetamina, marihuana y K2. Los que no consumen drogas se consideran tontos y no tienen amigos”, añadió.

Además de Kristina, una adolescente más se cura de la drogadicción en los centros de rehabilitación de la Ciudad sin Drogas, así como cinco drogadictos jóvenes implicados en tal o cual medida a la venta de drogas. Su número pone en evidencia que no se trata de casos exclusivos sin de una tendencia.


Nueva Ruta de la Seda

Según los expertos, los cannabinoides sintéticos llegan a Rusia desde China, donde se fabrican en laboratorios clandestinos. Las drogas cruzan la frontera con Rusia en el Lejano Oriente junto con las mercancías y después se distribuyen por todo el país.

En agosto pasado, los policías antidrogas detuvieron en la ciudad de Vladivostok (Lejano Oriente) a un alumno del 10º año que intentó enviar a varias direcciones siete paquetes con drogas sintéticas de peso total de un kilogramo, que tenía un valor estimado en casi un millón de rublos (unos 25.000 euros).

Estos paquetes fueron destinados a los narcotraficantes que mezclaron la droga sintética con las hierbas y vendían a otros distribuidores.

Hace poco, en la ciudad de San Petersburgo se logró desmantelar una red de traficantes de drogas que suministraban estupefacientes a las escuelas. En el marco de la operación especial se asaltaron catorce pisos en cuatro barrios de la ciudad y se lograron decomisar 2,5 kilogramos de anfetamina.

Uno de los pacientes que se curan en uno de los centros de rehabilitación de Ciudad sin Drogas” es alumno del 10º año, Rustam. Ha cumplido ya los 16 años, por eso no está exento ya de responsabilidad criminal por la venta de drogas. Su caso está investigándose actualmente y el expediente será entregado a las autoridades judicales este otoño. Los policías ya han dicho a Rustam que se puede enfrentar a penas de hasta cinco años de prisión.

Rustam explicó a RIA Novosti cómo está organizado el narcotráfico en las escuelas. Los distribuidores como Rustam, que venden las drogas al por menor, las compran a través de Internet. Es fácil, pero no saben ni los nombres ni las direcciones de los vendedores mayoristas.


Un 300% del beneficio neto

Este esquema complica el trabajo del Servicio de Control de Drogas, dijo a RIA Novosti uno de los empleados de este organismo. Aun si se logra detener a un distribuidor y convencerle de cooperar, este solo puede informar sobre el número de usuario del servicio de mensajería web ICQ que tiene su suministrador.

Según una fuente del Servicio de Control de Drogas, es especialmente difícil luchar con la venta de drogas en las escuelas porque es imposible incorporar allí a los agentes. Los empleados del Servicio de Control de Drogas o del Servicio Federal de Seguridad (FSB) pueden hacerse los drogadictos al comprar drogas a distribuidores adultos, pero los escolares las venden solo a sus coetáneos.

Un obstáculo más consiste en que los adolescentes menores de 16 años están exentos de responsabilidad criminal por la venta de drogas. Los narcotraficantes jóvenes lo saben perfectamente. “Uno dijo que iba a vender drogas hasta que cumpliera 16 años... Dijo que hay que empezar por algo”, recuerda el empleado del Servicio de Control de Drogas.

Al comprar una pequeña partida de drogas, Rustam las vendía a sus amigos y compañeros. El esquema de negocio era simple: el precio de 10 gramos de marihuana sintética comprados al por mayor asciende a 3.000 rublos (unos 75 euros). Cuando se venden al por menor,  medio gramo cuesta 600 rublos (unos 30 euros). El beneficio neto es de un 300%. El fundador del comunismo científico, Karl Marx, decía que un capitalista no se detendrá ante ningún crimen para lograr beneficios. "Unos premeditadamente implican a esto a los jóvenes provenientes de familias acomodadas para chantajearles después”, dijo Oleg Zabrodin.


Dinero fácil

De acuerdo con las teorías de Karl Marx, la narcomafia escolar lucha por los mercados de venta sin detenerse ante nada, incluidos los crímenes. No se ha registrado todavía casos de tiroteo, pero las peleas se protagonizan con frecuencia.

Por ejemplo, en una escuela un adolescente Matvei que vendía drogas a los alumnos de los últimos años propuso a su compañero Alexei que le ayudara a distribuir la mercancía. Pero este se dio cuenta que era mucho más ventajoso comprar drogas al por mayor independientemente y después venderlas a los consumidores finales. Después de una reñida pelea, en la que Matvei resultó triunfador, este prohibió a Alexei vender las drogas.

En otra escuela de Ekaterimburgo un joven distribuidor de drogas pidió a sus cómplices adultos que le ayudaran a eliminar a su competidor. En la región, donde el salario medio es de 15.000 rublos (unos 400 euros) este tuvo que pagar una ‘multa’ de 50.000 rublos (unos 1250 euros). Eso le dio el derecho de dormir tranquilamente, pero se le prohibió vender las drogas en la escuela.

El narcotráfico da a los adolescentes la posibilidad de no racionalizar el dinero. Sin disponer de permiso de conducir pueden comprar un coche viejo por 30.000 o 50.000 rublos (750 -1250 euros).

Una vez, un joven narcotraficante llamado Mijail compró junto con sus cómplices un viejo modelo de coche ruso Lada. La fiesta no duró mucho. Los policías locales quisieron saber quién circulaba por las calles de la ciudad con tan alta velocidad. Los muchachos se escaparon abandonando el coche. Resultó que el vehículo ni siquiera estaba inscrito a su nombre en el registro de vehículos. El propietario real del coche confesó que lo había vendido a los adolescentes sin que le entregaran los documentos de identidad.

La madre de otro narcotraficante joven entendió que este se ocupaba de algo malo cuando empezó a encontrar dinero en los bolsillos de sus pantalones en una cantidad que ascendía al volumen de su salario mensual. Además, descubrió en su habitación varios iPhone y reproductores mp3 que seguramente no pertenecían a su hijo. Ella llevó a la policía una bolsa llena de iPhone y iPad.


En la escuela se vende todo tipo de drogas

Estos ‘jóvenes empresarios’ recurren también a una mercadotecnia agresiva. No son raros los casos en los que alumnos de los últimos años obligan por fuerza a otros escolares a probar las drogas, esperando que estos empiecen a comprárselas.

¿De dónde toman los adolescentes el dinero para comprar las drogas? “He podido vender mi equipo electrónico o pedir dinero a mis padres bajo el pretexto que necesito cuadernos”, confiesa un drogadicto de 15 años conocido con el apodo de Zodiaco.

Pero es imposible pedir continuamente el dinero a los padres, porque estos pueden sospechar algo. Así que se vio obligado a robar y tomar por fuerza a sus compañeros equipos electrónicos, teléfonos, objetos de oro, pendientes, etc.

Según el adolescente, es posible comprar todos los tipos de drogas en la escuela, desde   anfetaminas y cannabinoides sintéticos hasta hachís y marihuana. Zodiaco afirma que los escolares fuman hasta durante las clases.

Al empezar a fumar una vez al día, Zodiaco poco a poco se volvió adicto y pronto fumaba ya cuatro o cinco veces al día. Después, como mucho otros drogadictos, el muchacho entendió que el modo más fácil de ganar dinero para comprar marihuana es vender drogas.

Posteriormente uno de sus amigos y clientes fue sometido a rehabilitación en un centro de la fundación Ciudad sin Drogas. Y este denunció a Zodiaco.

Al ser menor de edad, el adolescente logró evitar la responsabilidad criminal. Ahora se cura en un centro de desintoxicación. Pero no está seguro que sea capaz de dejar de consumir drogas. Sueña con ingresar en una escuela de hostelería y trabajar de cocinero. "No quiero volver a ver a mis amigos, porque todo empezará de nuevo. Tampoco me quiere mudar, ya que las drogas están por todas partes”, dijo.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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