Las causas de los motines carcelarios en Rusia

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Los reclusos del centro penitenciario número 6 de la ciudad de Kopeisk (provincia de Cheliábinsk, los Urales) cesaron el pasado día 26 de noviembre su acción de protesta, que duró dos días.

Los reclusos del centro penitenciario número 6 de la ciudad de Kopeisk (provincia de Cheliábinsk, los Urales) cesaron el pasado día 26 de noviembre su acción de protesta, que duró dos días.

Cerca de 200 reclusos se negaron a someterse a las órdenes de la administración del centro, exigiendo la introducción de un reglamento interno menos severo y la liberación del módulo disciplinario de algunos reclusos.

Los medios de comunicación no tardaron en calificar la situación de rebelión, mientras que el Servicio Federal Penitenciario tachó de ilegales las exigencias de los reclusos. Los propios participantes en la acción de protesta insisten en que estaban pidiendo ayuda a gritos.

Un centro penitenciario ejemplar

El centro penitenciario en cuestión tiene un historial bastante nutrido: en los años de la Gran Guerra Patria (1941-1945) en Kopeisk estaba situado un grupo de campamentos para los prisioneros de guerra. Más tarde en la ciudad se estableció el centro penitenciario, reconocido por los organismos competentes como uno de los más ejemplares de la provincia de Cheliábinsk.

¿Qué fue lo que ocurrió?

El motivo de los disturbios radicaba, supuestamente, en los casos de extorsión económica y de torturas, las severas medidas disciplinarias, además de rumores de agresión física contra uno de los reclusos, explicaron los descontentos a Alexéi Sevastiánov, encargado de Derechos Humanos de la provincia de Cheliábinsk, que participó de manera activa en el arreglo de la crisis.

Sin embargo, más tarde se comunicó que el recluso desmentía por completo que se le hubiera aplicado violencia física. “Tiene algunos problemas de carácter médico y se llevará a cabo el examen profesional pertinente”, subrayó Sevastiánov.

Todo empezó el pasado sábado a la hora de comer, al negarse unos doscientos reclusos a cumplir el reglamento y al presentar sus exigencias. Anunciaron además una huelga de hambre, pero este dato no se confirmó.

El mismo día, en la puerta del centro se reunieron los familiares de los reclusos. Para evitar disturbios se desplazaron a la zona unidades de misiones especiales. Sin embargo, no se consiguió evitar enfrentamientos y las versiones ofrecidas por los representantes de órganos de mantenimiento del orden público y los familiares que acudieron a la valla del centro penitenciario son muy diferentes. Los primeros aseguran que después de que los familiares se dispersaran, algunos jóvenes que se encontraban bajo los efectos del alcohol empezaron a atacar a los efectivos de las unidades especiales.

“Les arrojaron botellas, unas vacías y otras llenas de agua para que el daño causado fuera más grave”, informa fuentes del el Departamento local del Ministerio del Interior. Unos ocho agentes recibieron lesiones, más de 30 atacantes fueron detenidos.

Los testigos presenciales ofrecen otra versión: los efectivos empezaron a usar violencia contra los reunidos, sin excepción alguna. Esta información fue tajantemente desmentida por el Departamento del Interior de la provincia de Cheliábinsk.

Inspecciones no confirmaron hechos anunciados

Al día siguiente, las tensiones no se relajaron: los reclusos seguían protestando. El mismo día fue iniciada una inspección que no confirmó casos de agresión física contra los reclusos ni las noticias sobre el asalto al centro, difundidas por los medios de comunicación.

Se invitó a participar en la solución del conflicto a Alexéi Sevastiánov, encargado de Derechos Humanos de la región. “Por supuesto, en el centro existen problemas de relaciones interpersonales y hemos de hacer cuanto esté a nuestro alcance para que se lleve a cabo una investigación minuciosa de lo ocurrido, sin que se obvien los derechos de los reclusos. Por otra parte, ellos también han de tener claro que rompiendo las normas no se consigue nada”, manifestó Sevastiánov.

El lunes por la mañana, el Servicio Federal Penitenciario informó de que los reclusos habían suspendido la acción de protesta.

La situación no está del todo clara

Los reclusos no se mostraron agresivos ni amenazaron a nadie, exigiendo únicamente que se pusiera fin a las infracciones que están teniendo lugar en el centro. Por otra parte, a dicho centro son enviados delincuentes que han cometido delitos de gravedad, de modo que sería poco lógico introducir un régimen disciplinario menos severo.

Alexei Sevastiánov señaló lo siguiente: “Lo preocupante es que el entorno estuviera preparado para la acción de protesta: no había muchos familiares, pero sí personas entre 27 y 40 años de edad que estaban tirando bolas de nieve a los efectivos de las unidades de misiones especiales. Lo he visto personalmente. De modo que la acción parece haber estado planeada de antemano”.

Al mismo tiempo, incluso los antiguos reclusos del mencionado centro penitenciario se quejan de que en su momento se les había extorsionado dinero.

No es el caso único de descontento

Los intentos de infringir el régimen interno están bastante extendidos en los centros penitenciarios: así, a finales de julio de 2012 cinco reclusos del centro penitenciario número 4 de la ciudad de Salavat (Bashkiria) se abrieron las venas. Al día siguiente 599 reclusos del mismo centro se pusieron en huelga de hambre. La supuesta razón de la acción de protesta fue la muerte en hospital de uno de los reclusos. Los expertos establecieron que la muerte se había producido a causa de una enfermedad y no del uso de violencia por el personal del centro.

En mayo de 2012, 12 reclusos del centro penitenciario Número 12 situado en la ciudad de Omsk se metieron en los cuartos de baño y se efectuaron cortes en los brazos y en el cuello, en señal de protesta contra las condiciones de vida en el centro.

En diciembre de 2011, más de 20 reclusos del centro penitenciario para menores de edad de la ciudad de Beloréchensk (Territorio de Krasnodar) se cortaron con cuchillas de afeitar en las muñecas, protestando contra la severidad del reglamento interno.

El 18 de enero de 2012 se comunicó que más de 10 reclusos de uno de los centros penitenciarios de la ciudad de Novocherkássk (provincia de Rostov, al sur de Rusia) se habían puesto en huelga de hambre por “constantes infracciones de sus derechos”, incluido un pésimo servicio médico, manipulaciones con los paquetes postales enviados por sus familiares y un coste de llamadas telefónicas demasiado alto.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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