Gamonales mediáticos: sacerdotes del mercado neoliberal

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Vicky Peláez - Sputnik Mundo
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A medida que el populismo y las ideas unificadoras en América Latina están tomando fuerza, se viene intensificando la guerra de los monopolios mediáticos contra los gobiernos progresistas

Dadme el poder de fabricar el dinero y ya no me importará quién haga las leyes (Mayer A. Rothschild)

A medida que el populismo y las ideas unificadoras en América Latina están tomando fuerza, se viene intensificando la guerra de los monopolios mediáticos contra los gobiernos progresistas para conservar los privilegios que les concedió primero, la dictadura militar y después, el neoliberalismo a su casta de los ricos y poderosos, convirtiéndoles en gamonales de los medios de comunicación.

Estos mandamases utilizan sus periódicos, revistas, estaciones de radio y canales de televisión para manipular la opinión pública usando descaradamente la desinformación y la mentira amparándose en la libertad de expresión. Cada vez con más cinismo propagan sus diarias campañas de difamación contra Hugo Chávez, Rafael Correa, Cristina Fernández y Evo Morales. Su obsesión de no permitir cambios estructurales en América Latina los transformó en los abanderados locales de los globalizadores “iluminados”.

En una reciente declaración, el presidente del Ecuador Rafael Correa, quien estuvo en Buenos Aires para recibir el “Premio Rodolfo Walsh”, enfatizó que “los medios de comunicación no son libres ni independientes, sino sometidos al capital”. Dijo al recibir este galardón que le otorgó la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata en el rubro de Presidente Latinoamericano por la Comunicación Popular, que en el Ecuador “calumniar a un gobierno es libertad de expresión, y si un presidente osa contestarles es un atentado a la libertad”. Ironizando añadió que “si me muerde un perro, al día siguiente entrevistan al perro. Y si lo pateo, me denuncian” porque “en mi país hay grupos económicos que invierten en comunicación no para informar sino para defender únicamente sus intereses”

El premio Rodolfo Walsh es uno de los más prestigiosos en América Latina pues fue creado en honor de un hombre que pertenece a la estirpe de los luchadores sobre los cuales dijo alguna vez Bertolt Brecht que “hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son imprescindibles”. Así era el periodista, escritor, dramaturgo y traductor, Roberto Walsh que entregó su vida a la lucha contra la dictadura militar argentina que desapareció el 25 de marzo de 1977.

Pero sus enseñanzas, que “el periodismo es libre o es una farsa” o “que un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante, y el que comprendiendo no actúa, tendrá lugar en la antología del llanto, no en la historia viva de las tierras”, nos hace recordar que a pesar de los vientos de cambio que soplan en el continente, la lucha por el futuro de América Latina solo ha comenzado.

Los medios de comunicación globalizados, que son monopolios al servicio del sistema neoliberal, se han transformado en un partido internacional de facto creando un universo ficticio diseñado por los globalizadores al que quieren llevar toda la humanidad. Tanto en América Latina como en Europa, Asia y África institucional, estructural e ideológicamente representan copias del modelo norteamericano que en los últimos treinta años evolucionó dramáticamente. Si en 1983 existían 50 corporaciones mediáticas, actualmente, seis mega corporaciones monopolizaron el 90 por ciento de lo que 320 millones de norteamericanos leen, miran y escuchan.

Son: The General Electric (Comcast, NBC, Universal Pictures, Focus Features); the News Corporation (FOX, The Wall Street Journal, The New York Post); the Disney (ABC, ESPN, PIXAR, Miramax, Marvel Studio); Viacom (MTV, Nick Jr., BET, CMT, Paramount Pictures); The Warner (CNN, NBO, Time, Warner Brothers); y CBS (Showtime, Smithsonian, 60 Minutes, Jeopardy, NFL.com). La ganancia total de estas seis hermanas mediáticas en 2011 era de 275,9 mil millones de dólares superando el GDP combinado del Ecuador (72,4 mil millones) y de Bolivia (27 mil millones de dólares). Lo curioso es que la información para el pueblo estadounidense es controlada por 232 ejecutivos quienes determinan qué es lo que tiene que saber todo el pueblo estadounidense.

Falta agregar que el contenido de la información no se limita a los norteamericanos, sino está diseñado hacia el consumo mundial para imponer una idea única vigente acordada por estos monopolios para el mundo contemporáneo: la ideología neoliberal.

El novelista, poeta y pintor británico John Berger dice que el sistema neoliberal está creando una variante particular de consumidor con “ilusión de pertenencia” que “se siente perdido a menos que consuma”. En su adentro el consumidor siente que el sistema es tan indiferente como el mismo dinero pero ya está atrapado “en el tiempo del presente guardado aparte del pasado y el futuro”. Así el hombre, de acuerdo a Berger, es transportado sin darse cuenta al período de la historia llamado “El Muro”. Dice, que cuando cayó el Muro de Berlín comenzaron a crearse muros por todas partes de “hormigón, burocráticos, de vigilancia, de seguridad, racistas, separando a los pobres desesperados de aquellos que - yendo contra la esperanza- confían en mantenerse relativamente ricos”.

Lo que le faltó agregar a John Berger fue que la mentira y la desinformación son pilares de este período llamado “EL MURO” diseñado especialmente para separar al hombre de la sociedad.

Las seis hermanas mediáticas lograron domar y pacificar al pueblo norteamericano y ahora su meta es hacer lo mismo con el resto del mundo. Precisamente con este pretexto las seis hermanas mediáticas tienen fuertes acciones en los medios de comunicación en tres continentes evitando pagar en 2010 más 875 millones en impuestos. Están diseminando información controlada al unísono con la USAid, la NED (Fundación Nacional para la Democracia) y prácticamente con todas las agencias internacionales de información más importantes: la AP (Associated Press), la UPI (United Press International), la DPA (Deutsche Presse Agentur), la española EFE, la AFP (Agence France Presse) y algunas otras.

La información que viene del occidente es procesada y aumentada en América Latina por las corporaciones nacionales que por supuesto son creadoras de las noticias locales y regionales que mejor les conviene. Según el periodista y estudioso Martín Becerra, en América Latina los grupos como Televisa, Prisa, Cisneros, Globo, el grupo mexicano de Ángel Gonzales y Clarín argentino están dominando el mercado regional y siguen el mismo patrón de negocios cruzados y de alianzas internacionales con las grandes mega corporaciones llamadas “Masters of the World”. El grupo brasileño Globo se ha asociado en un consorcio de compañías de Brasil, Argentina, Chile, Paraguay y Bolivia.

Todos estos grupos mediáticos están ligados con la bolsa de valores y están representando sus propios intereses y el del gran capital. Por ejemplo, el grupo Cisneros de Venezuela tiene inversiones en varios sectores de la economía nacional y regional con un ingreso anual encima de 4,000 millones de dólares, pero la mayor fuente de su ingreso es su industria audiovisual con ramificaciones en Colombia, los países caribeños y el auditorio hispano en los Estados Unidos. Lo mismo pasa con el grupo Clarín argentino. Solamente en Argentina ostenta, según la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA), 250 licencias.

Actualmente está utilizando todos sus recursos financieros y su poder mediático contra la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual aprobada en 2009 que establece pautas para la desmonopolización de la información y su democratización ya que esta legislación establece que una persona o empresa puede tener 24 sistemas TV por cable, 10 licencias de radiodifusión y un canal de cable. Este monopolio se enfrascó en una guerra declarada contra el gobierno de Cristina Fernández tildándola de dictadora y opresora de la democracia, tratando de promover protestas y huelgas en el país para desestabilizar el gobierno. No quieren perder el monopolio de la información que les permite propagar la uniformidad de ideas, análisis e interpretaciones respecto a la realidad local, nacional e internacional.

Lo mismo está pasando en el Ecuador donde la consulta popular en 2011 ordenó la aprobación de la ley de la comunicación. Sin embargo, esta ley se quedó trabada en la Asamblea Constituyente debido a la intervención de cinco diarios y seis canales de televisión que tienen un tremendo poder social y económico. No hay que olvidar que en este país andino el 83 por ciento del espacio radiofónico (radio y TV) está en manos de oligopolios mediáticos, el 13 por ciento es la propiedad de la iglesia y sólo el 3 por ciento lo comparten medios públicos y comunitarios. Los intentos de Rafael Correa de hacer aprobar la ley de medios, inspirada en la ley argentina, han fracasado y el presidente fue acusado de tratar de establecer un régimen de censura en su país.

Y esto no es todo, recientemente aparecieron informes de inteligencia de Chile recogidos por una publicación independiente chilena “Panoramas News” que la CIA está triplicando la cantidad de dinero asignada para no permitir la reelección de Rafael Correa durante las elecciones que tendrán lugar el próximo febrero. Un ex diplomático británico, Craig Murray informó también sobre intentos de la CIA de desestabilizar el actual gobierno de Ecuador usando el dinero proveniente del narcotráfico.

Todo puede suceder teniendo antecedentes similares en Venezuela, Bolivia y Argentina. La “resistencia popular” en el mundo está creciendo, según el reciente discurso del ex asesor de Seguridad Nacional, Zbigniew Brzezinski, pronunciado en Polonia y no es de extrañar que los servicios de inteligencia junto con los oligopolios mediáticos están buscando como detener y desviar este proceso como siempre lo han hecho en el transcurso de la historia. Hugo Chávez, Rafael Correa, Cristina Fernández y Evo Morales, abanderados de un proceso alternativo del desarrollo socio económico, son obstáculos para llevar a cabo la agenda de los globalizadores de monopolizar la verdad. De allí proviene el origen de una guerra mediática sin tregua.

En realidad ninguno de estos líderes ha tratado de cambiar drásticamente el modelo de acumulación. Como dijo Rafael Correa “básicamente estamos haciendo mejor las cosas con el mismo modelo de acumulación, antes que cambiarlo, porque no es nuestro deseo perjudicar a los ricos, pero si es nuestra intención tener una sociedad más justa y equitativa”.

Para hacerlo necesitarían una fuerte participación de sus pueblos o de todo el pueblo latinoamericano que por desgracia no está listo para asumir este rol en condiciones de seguir siendo una presa de la “verdad” monopolizada por los ricos y poderosos. Decía Kafka que “el mal conoce el bien, pero el bien no conoce el mal”. ¿Cuándo nuestros pueblos lo aprenderán?

 

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