Sebastopol, una ciudad con dos flotas y personalidad propia

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La ciudad de Sebastopol ha celebrado el 230 aniversario de su fundación. Los historiadores afirman que fue el 14 de junio de 1783 cuando se colocó la primera piedra del cuartel de la Marina Imperial Rusa, dando origen al nuevo puerto a orillas del Mar Negro. Sebastopol significa “ciudad majestuosa” en griego.

La ciudad de Sebastopol ha celebrado el 230 aniversario de su fundación. Los historiadores afirman que fue el 14 de junio de 1783 cuando se colocó la primera piedra del cuartel de la Marina Imperial Rusa, dando origen al nuevo puerto a orillas del Mar Negro. Sebastopol significa  “ciudad majestuosa” en griego.

Tras la desintegración de la URSS en 1991, la ciudad, que fue la  base principal de la Flota rusa del mar Negro desde hace más de dos siglos, pasó a formar parte del territorio de Ucrania. Situada en la península de Crimea, Sebastopol tiene un estatuto jurídico especial y la antigua base naval soviética de la flota del mar Negro aún es utilizada por la Marina Rusa.

Para los ciudadanos de Rusia, cualquiera que sea el país al que pertenezca Sebastopol, siempre ha sido, es y será una ciudad de gloria militar rusa. Los habitantes de la ciudad ya no lo tienen tan claro.

El orgullo de los marineros

Hasta 1991, año en que dejó de existir la Unión Soviética, la vida en Sebastopol seguía unas pautas definidas. Todos los chicos con algo de amor propio y unas pocas ambiciones, al terminar el colegio, ingresaban en una de las dos escuelas navales militares de la ciudad. La primera preparaba a los futuros oficiales de la Armada de la URSS. Y la segunda, a los oficiales para submarinos.

Al cuarto año de la carrera los cadetes obtenían el derecho de llevar una gorra de marinero. Esto era una señal para las chicas y sus padres de que la temporada de la “caza de novios” estaba abierta. Los submarinistas se consideraban una “presa” más valiosa ya que ganaban más y tenían fama de ser más hogareños.

Los propios novios potenciales, recién graduados, intentaban por todos los medios conseguir que les destinaran a la Flota del Norte o a la del Pacífico. Allí las estrellas para las hombreras se ganaban con más rapidez, eso sin contar que por hacer el servicio en duras condiciones correspondía un sobresueldo. Para el momento de asignarles un destino, los jóvenes oficiales de la Armada solían estar casados con una chica de Sebastopol, ya que intuía que entre los hielos del Artico difícilmente encontraría una esposa tan guapa y tan lista.

Unos diez años más tarde,  la esposa decía a su marido, ya capitán de corbeta o de fragata: “Cariño, ya está bien de servir, los niños necesitan una casa, es hora de volver”. Y el capitán otra vez intentaba  por todos los medios conseguir que le destinaran de vuelta a Sebastopol, a un puesto tranquilo y con horario fijo.

Sólo los más ambiciosos se quedaban en el Norte, pero entre ellos había pocos oriundos de Sebastopol, que siempre se han distinguido por su acusado sentido práctico.

No era demasiado difícil encontrar un puesto vacante en la ciudad natal: la Flota del mar Negro contaba con más de seiscientos buques y cumplía una misión geopolítica de primer orden. Entre 1967 y 1992, la Unión Soviética tenía la V Escuadra del Mediterráneo, integrada por más de medio centenar de buques, 30 de superficie, 15 submarinos e innumerables barcos de asistencia (dragaminas, cisterna, salvamento, hospital, etc). Todos eran de la Flota del Mar Negro, que fue creada para cumplir misiones de combate en el marco de operaciones mediterráneo durante la 'guerra fría' y, especialmente, para hacer frente a la VI Flota de EEUU.

Mientras tanto, los hijos de los marineros de Sebastopol crecían, ingresaban en las escuelas navales militares, se casaban y se marchaban al Norte. Empezaba un nuevo ciclo de vida.

Generación perdida

Este ritmo se vio interrumpido cuando la península de Crimea, anexionada por el Imperio Ruso en 1783, terminó siendo parte de la Ucrania independiente después de la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en 1991.

Entre 1992 y 1997, la Flota del mar Negro tuvo el estatuto de la flota conjunta ruso-ucraniana, pero después fue repartida entre los dos países. De acuerdo con un tratado de 1997, la flota rusa del mar Negro está estacionada en la ciudad de Sebastopol, sede de dos flotas diferentes: la rusa y la ucraniana.

Al principio Rusia no reconoció la soberanía ucraniana sobre Crimea, arguyendo además que la ciudad jamás había estado integrada en Ucrania al estar sujeta al estatus de base militar. Finalmente se reconoció la soberanía de Ucrania sobre todo el territorio, aunque la permanencia de la flota rusa ha hecho que el país vecino controle la mayor parte de los asuntos de la ciudad.

Durante la década de los noventa todos los chicos de Sabastopol que desearan ser oficiales de la Armada rusa, a pesar de haberse convertido formalmente en extranjeros, podían ingresar sin ningún tipo de problema a las academias y escuelas navales de San Petersburgo, a orillas del mar Báltico. Pero las chicas de su ciudad natal perdieron interés en los cadetes de academias rusas, porque el servicio en el Artico o Lejano Oriente para ellos podría ser un destino final.

Además, para principios de la primera década de 2000 en Sebastopol ya no quedaban jóvenes que quisieran continuar con la tradición. Habían crecido, mientras la siguiente generación ya eran hijos de otros padres y ciudadanos de otro país.

No hablaban ucraniano porque en Sebastopol es difícil aprenderlo: los propios maestros no lo hablan ni quieren estudiar. Casi todos los rótulos y anuncios publicitarios en la ciudad están en ruso, a pesar de las prohibiciones legales vigentes en Ucrania. Pero las autoridades, tanto locales como centrales, hacen la vista gorda para no estropear el frágil equilibrio en la República Autónoma de Crimea, que formalmente es ucraniana pero vive con los ojos puestos en Rusia.

La situación empezó a cambiar ya hace unos años. Las dos escuelas navales militares de Sebastopol forman a los ingenieros para centrales nucleares ucranianas y oficiales para la Armada nacional. Aunque la trayectoria profesional de éstos últimos es poco halagüeña, porque  Ucrania tiene sólo tres buques en servicio activo y un submarino que no puede sumergirse por falta de batería.

Las chicas de Sebastopol ya no salen de “caza marina” y se buscan novio entre los estudiantes de las universidades rusas. La más prestigiosa de ellas, la Universidad de Moscú 'Lomonósov', abrió un campus en esta ciudad ucraniana en 1999. Pero los títulos rusos, expedidos en Ucrania, no valen gran cosa en la misma Rusia. Por eso los jóvenes de Sebastopol aprenden ucraniano por su propia cuenta y van a conquistar la capital ucraniana, Kiev. Y triunfan.

Construcción permanente

Entretanto, Sebastopol va creciendo: en los últimos 10 años su población aumentó caso en 70% aunque la vida aquí es cara y los precios de la vivienda se acercan a los de la capital ucraniana, los más altos del país.

Los nuevos habitantes de Sevastópol tienen al menos una cosa en común, el pasaporte de ciudadano de Ucrania. Mientras los marineros rusos aquí son extranjeros y por eso les resulta mucho más interesante, desde el punto de vista económico, servir en la Flota del Mar Negro que en el Norte o Pacífico: las dietas fuera del país no son nada despreciables.

Aunque la vida en el cuartel aquí es dura para los que hacen el servicio militar en Sebastopol: no se les permite usar los teléfonos móviles y casi no pueden salir a la ciudad.

Entretanto, Moscú se empeña en continuar invirtiendo en la construcción en Sebastopol, al igual que hace 230 años. Desde entonces la ciudad fue ha sido destruida por completo dos veces, durante la guerra de Crimea en 1854-55 y la Segunda Guerra Mundial en 1941-1944. Pero volvió a renacer de las cenizas gracias a Rusia, que no podía permitir que esto pasara con su principal base naval en el mar Negro.

El gobierno ruso sigue con su empeño: el presidente ruso, Vladimir Putin, inauguró personalmente durante su primer mandato un complejo residencial en Sebastopol, mientras en febrero de este año se entregó otro edificio de viviendas para oficiales de la Flota del Mar Negro.

En los últimos 20 años, desde que Sebastopol es una ciudad ucraniana, Rusia destinó millones de dólares de su presupuesto a la construcción de viviendas para sus militares. Sin embargo, muchos de ellos ya dejaron el servicio e incluso solicitaron la nacionalidad ucraniana. Algunos de ellos se fueron de Rusia para siempre o por lo menos hasta 2042, año en que vencerán el plazo del convenio que prevé prolongar la permanencia de la Flota rusa del Mar Negro (FMN) en Crimea. Entonces, si Ucrania suspende el acuerdo, los dueños de estas viviendas tendrán que decidir si quieren ser rusos o vivir en Sebastopol.

En cualquier caso, las viviendas no bastan para que los habitantes de la ciudad ucraniana se sientan más rusos. Sebastopol ya se ha alejado de Rusia, aunque sin acercarse demasiado a Ucrania. Va siguiendo su propio camino.

 

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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