Obama anuncia la retirada completa de tropas de Afganistán

© RIA Novosti . Sergei Guneev / Acceder al contenido multimediaPresidente de EEUU Barack Obama
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El presidente de EEUU manifestó recientemente que para finales de 2014 todas las tropas estadounidenses podrían abandonar Afganistán.

El presidente de EEUU manifestó recientemente que para finales de 2014 todas las tropas estadounidenses podrían abandonar Afganistán.

Este anuncio tenía todos los ingredientes para convertirse en una gran noticia. Pero, como me confesaba un alto funcionario internacional que trabaja en el área asiática: “¡Quién se lo va a permitir!”.

Efectivamente, la amenaza de Obama recuerda las que utilizan los maestros de escuela con los adolescentes más indisciplinados que se dan aires de ser ya hombres hechos y derechos: si sigues portándote así, tendré que llamar a tus padres…

Porque la rebeldía del presidente afgano Hamid Karzai, que es el destinatario de la filípica del irritado presidente estadounidense, parece acentuarse a medida que se acerca el final de su mandato. En 2014 está prevista la celebración de elecciones presidenciales en Afganistán y ya se sabe que Karzai no presentará su candidatura.

Sin embargo, mientras siga siendo presidente, Estados Unidos tiene que seguir teniéndole en cuenta. Pase lo que pase, de Karzai depende la suerte del acuerdo sobre seguridad estratégica entre EEUU y Afganistán, que debe regular las condiciones de la futura presencia militar de Washington en el país.

Uno de los puntos clave del documento, en que insiste la parte estadounidense, es que sus militares dejen de estar bajo la jurisdicción de Kabul. Lo que, evidentemente, no les gusta a los afganos: no quieren perder el control sobre las acciones de los estadounidenses, sobre todo teniendo en cuenta los errores trágicos que han tenido lugar con aviones no tripulados que, buscando guerrilleros rebeldes, han acabado atacando a la población civil…

En estas circunstancias, Kabul anunció de una manera un tanto sorpresiva la suspensión temporal de las conversaciones con Washington para la firma de ese acuerdo, como respuesta a las negociaciones que están teniendo lugar en Catar con los talibanes a espaldas de Karzai y su Administración.

Como resultado de estas maniobras, el movimiento Talibán decidió cerrar de modo indefinido su oficina de contacto en Catar, en la que se suponía que debían tener lugar las conversaciones con EEUU.

La oficina había sido abierta el 18 de junio, pero el encuentro nunca llegó a producirse, debido a la polémica por los símbolos usados en la oficina, que provocó la indignación de Kabul. En la denominación de la oficina se usaba el nombre de Emirato Islámico de Afganistán (que era la denominación del autoproclamado Estado de los talibanes en el territorio de Afganistán entre 1996 y 2001). Las autoridades cataríes, entonces, ordenaron cambiar el nombre de la oficina y quitar la bandera del susodicho emirato.

La firme resistencia de Hamid Karzai al intento de legitimación de los talibanes ha recibido el apoyo de Moscú, como quedó demostrado tras la visita que le hizo el 3 de julio el delegado especial del presidente de Rusia para Afganistán, Zamir Kabúlov.

La posición de Pekín sobre este asunto todavía no está clara. Sin embargo, sería raro que los chinos vieran con buenos ojos el fortalecimiento de los radicales islamistas afganos, especialmente tras los recientes desórdenes en la provincia de Sinkiang, en la que Pekín tiene serias dificultades para controlar la resistencia de sus propios islamistas.

Es muy posible que este nuevo 'zigzag' en Afganistán sea motivo de discusión dentro de un par de días en la reunión del consejo de ministros de asuntos exteriores de la Organización de Cooperación de Shanghái, prevista para el 13 de julio en el lago Issyk-Kul.

La resistencia que muestra Karzai a su patrón estadounidense parece muy decidida y a Obama no le queda otro remedio que tener presente sus pretensiones. Los afganos son negociadores muy persistentes y saben insistir en sus objetivos.

Uno de esos objetivos parece evidente: Karzai estaría dispuesto a llegar a un compromiso sobre las condiciones del acuerdo estratégico sobre seguridad si Washington no se opusiese a la designación de un candidato de Karzai al puesto de presidente de Afganistán.

Está claro que Karzai no contempla seriamente la posibilidad de quedarse sin el paraguas de la seguridad estadounidense: sin él, conservar su influencia en Afganistán sería imposible. Nadie, ni en Moscú, ni en Pekín, ni en las capitales de Asia Central, cree en serio que Obama pueda de verdad estar pensando en una retirada total de sus tropas de Afganistán.

Para las élites políticas de estos países esta perspectiva es lo más parecido a una pesadilla. Hace tan sólo un mes, en una conferencia en Washington, el asesor del secretario de Estado Robert Blake les prometió que EEUU no abandonará la región después de 2014…

A pesar de toda la retórica antiestadounidense que últimamente parece estar de moda en toda la zona euroasiática, la sonda lanzada por Washington sobre la opción del abandono total de Afganistán es muy difícil que sea bien recibida en las cancillerías de Rusia y China.

Por otro lado, hay que reconocer que la amenaza de Obama ha sido una buena acción de comunicación para contrarrestar las teorías conspirativas que señalan la intención de EEUU de mantener para siempre las bases militares en Afganistán para tener controlada toda la región.

Es como si un Obama cansado dijera: ¿Y si nos vamos de verdad, qué vais a hacer?

Es cierto que, como decía en mayo de este año el New Yorker refiriéndose al presidente de los EEUU, si Bush daba la impresión de una persona que tomaba decisiones sin habérselas pensado demasiado; Obama por el contrario duda, sin saber exactamente cuál es el siguiente paso que debería dar.

Parece claro que Obama no ha olvidado que el premio Nobel de la Paz de 2009 lo recibió sólo como una suerte de avance, algo que debe todavía hacer efectivo. “Nuestros esfuerzos para neutralizar las organizaciones terroristas van a continuar… Pero esta guerra, como todas las guerras, debe acabar. Así nos lo muestra la Historia. Y así lo demanda nuestra democracia”, dijo hace dos meses.

Y es difícil no estar de acuerdo. Al menos por lo que se refiere a “esta” guerra.

LA OPINION DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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