Una misión investiga accidente de un bombardero soviético en el Ártico

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Un avión a bordo del cual se encontraba el piloto soviético Sigismund Levanevsky y cinco tripulantes más despegó el 12 de agosto de 1937 para completar la ruta entre la URSS y Estados Unidos a través del Polo Norte.

Un avión a bordo del cual se encontraba el piloto soviético Sigismund Levanevsky y cinco tripulantes más despegó el 12 de agosto de 1937 para completar la ruta entre la URSS y Estados Unidos a través del Polo Norte.

Al día siguiente, se perdió la comunicación con el aparato.

El avión N-209 desapareció en un amplio espacio ártico, por lo visto en la parte estadounidense del Polo Norte. Durante muchas décadas, este accidente fue una de los pocos enigmas no descubiertos en la historia de la aviación.

La semana pasada, más de setenta años después de aquella tragedia, un grupo de voluntarios rusos y estadounidenses se acercaron al descubrimiento del enigma en torno al accidente de este avión que por primera vez transportaba cargos y pasajeros de Moscú a Alaska.

“Hace varios años encontré una evidencia y entendí dónde se debían buscar los rastros del avión desaparecido”, dijo recientemente Yuri Sálnikov, miembro de la Sociedad Geográfica Rusa (SGR), que organizó la expedición.

Sálnikov y sus colegas están seguros de que los esquimales de Alaska pueden ayudar a descubrir la verdad. 

‘Lindbergh soviético’

El nombre del piloto soviético de origen polaco, Levanevsky, apareció por primera vez en la prensa extranjera en 1933, cuando éste participó en la operación de rescate del legendario aviador estadounidense Jimmie Mattern, que se había visto obligado a aterrizar en Siberia durante su intento de realizar un vuelo alrededor del mundo.

Posteriormente, Mattern se adhirió a un equipo compuesto por pilotos de Estados Unidos, Canadá y la URSS que buscaba el avión soviético desaparecido en el Ártico.

En 1937, se le conocía a Levanevsky como el ‘Lindbergh soviético’, en referencia al famoso aviador y explorador estadounidense Charles Lindbergh.

El vuelo que planeaba realizar Levanevsky con su tripulación fue muy importante para el desarrollo de las relaciones ruso-estadounidenses y el piloto soviético esperaba que fuese exitoso.

“Incluso el coraje y el espíritu aventurero estaban socializados en la Rusia soviética,” escribió el periódico The New York Times varias semanas antes del despegue del avión pilotado por Levanevsky.

En aquella época el Gobierno soviético decidió expandir el desarrollo económico en el Ártico y se aceleró la exploración de las rutas del norte. Levanevsky no fue el primer piloto soviético en realizar un vuelo transpolar, se trataba de un intento de abrir una ruta aérea regular entre EEUU y la URSS a través del Polo Norte.

La carga que transportaba el avión N-209 para ciudadanos de EEUU incluían abrigos de piel y 32 kilogramos de caviar negro. Las autoridades soviéticas permitieron a los periodistas extranjeros a asistir al momento de despegue del avión, lo que fue inusual en la URSS.

“Cada vez que visité EEUU, me recibieron allí cordialmente y con amistad. Espero que este vuelo ayude a fortalecer buenas relaciones entre nuestros países”, dijo Levanvesky, de 35 años de edad, al corresponsal de The New York Times antes de subir al bordo del avión.

El avión debía hacer escala en Fairbanks (Alaska) 30 horas después del despegue. Los fragmentos de telegramas enviados por la tripulación pusieron de relieve que el aparato había cruzado el Polo Norte probablemente cerca de la vertiente norte de Alaska o zona ártica septentrional.

“Hay problemas con el canal de comunicación...”, decía un mensaje interceptado por la estación estadounidense en Anchorage, en Alaska, comunicó en aquella época la agencia Associated Press. No había información en este mensaje sobre la ubicación del avión.

Se formó un grupo ruso-estadounidense de búsqueda y rescate, pero éste no encontró ningún rastró del avión ni de la tripulación.

Tres esquimales

Al año siguiente, en 1938, un explorador de California, Homer Flint Kellems, envió un informe a la Embajada de la URSS sobre tres cazadores jóvenes quienes supuestamente fueron los últimos que habían visto el avión cerca del cabo de Oliktok en Alaska, el 15 de agosto de 1937.

Pero debido a los trámites burcoráticos, este mensaje no llegó a Moscú hasta 1939, cuando la Segunda Guerra Mundial ya se había librado cerca de la frontera occidental de la Unión Soviética. La carta quedó sin respuesta y permaneció en el archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores de la URSS durante varias décadas, hasta 1983, cuando la encontró Yuri Sálnikov, que rodaba películas sobre famosos pilotos soviéticos.

En el mensaje se dice que “tres cazadores de Alaska que nunca habían visto un avión observaban a través de binoculares un aparato de gran tamaño volar a una baja altura y caer en el mar cerca de las islas Jones,” dijo Sálnikov a RIA Novosti.

En 1996, se publicó una información sobre tres cazadores descubierta por Kellems en The Alaska Sportsman. Se comunicó que los esquimales fueron hacia la isla cuando vieron el aparato, pero encontraron sólo una mancha de aceite.

Uno de estos esquimales contó lo que había visto a un comentarista de radio, Stanley Morgan, en Barrow, Alaska, que estaba convencido de que éste decía la verdad.

“Cuando trabajé en los archivos de EEUU en 1989, encontré un radiomensaje [de Morgan] sobre el encuentro” dirigido a altos cargos militares del Ejército de EEUU, dijo Sálnikov.

Kellems se dirigió en un barco hacia Barrow e inició su investigación en base de la información de Morgan. Su pequeño grupo de apoyo, armado tan solo con una brújula, hizo un intento de buscar el avión. Pero el riesgo de quedarse atrapados en el hielo les obligó de terminar la búsqueda antes de encontrar algo.

Nuevo intento

Posteriormente, los exploradores de Alaska emprendieron varias expediciones hacia el lugar donde supuestamente cayó el avión de Sigismund Levanevsky. Pero lograron ‘peinar’ sólo una parte pequeña del área, dijo Sálnikov.

David Stone y Dennis Thurston, del Instituto Geofísico de la Universidad de Alaska en Fairbanks, se suman al equipo ruso para emprender un Nuevo intento de encontrar el aparato desaparecido.

“Ahora estamos buscando a los hijos y familiares de aquellos tres esquimales”, señaló Sálnikov.

Según la información grabada por Morgan, uno de los tres cazadores estudiaba en un colegio y apuntaba sus observaciones en un bloc de notas que podría ayudar mucho.

Un geofísico canadiense que participa en la expedición, Bil Thuma, dijo que incluso pasados 76 años tras el siniestro, varias partes del avión de 17 toneladas de peso (34 toneladas con combustible) podrían estar intactas en el agua fría.

“Si está allí, lo encontraremos”, dijo en una entrevista por teléfono. “Es posible, pero llevará tiempo”, agregó Thuma, quien ya había ayudado a encontrar varios aviones desaparecidos.

En 1985, Thuma participó por primera vez en la búsqueda de un avión que desapareció en la época de la Segunda Guerra Mundial en Groenlandia. El caza estadounidense Lockheed Lightning P-38, despaparecido en 1942, fue recuperado 50 años después y restaurado posteriormente.

Ahora participa por primera vez en la operación de búsqueda de un avión soviético.

Sálnikov espera buscar el aparato en el mar cerca del cabo de Oliktok. El equipo de búsqueda tiene poco tiempo, porque el agua en aquel área se cubrirá de hielo en breve, lo que hará imposible navegar.

Según los organizadores de la expedición, su operación está limitada por la subvención otorgada por la Sociedad Geográfica Rusa de 1,5 millones de rublos (unos 45.200 dólares) y varias inversiones privadas, ya que esta suma no cubrirá un escaneamiento de todo el área con el uso de alta tecnología.

“Es complicado. Serán necesarias tres expediciones” para encontrar y recuperar el avión, dijo Thuma, que agregó que se prevé buscar más dinero en Canadá y EEUU.

Rastros del avión soviético

El propio siniestro no es el único enigma en la historia del último vuelo de Levanevsky.

Los familiares y colegas de los tripulantes del avión que les vieron despegar recordaron posteriormente que habían tenido la sensación que ellos no volverían.

Los diseñadores soviéticos advirtieron de que era necesario someter al nuevo avión pesado, el bombardero transformado en avión comercial, a pruebas durante un año enetro. Pero las autoridades soviéticas les dieron sólo tres meses para esto.

Durante el período de prueba, el avión voló a Ucrania, pero nunca cubrió un ruta de 4.000 millas antes de dirigirse en su último vuelo.

Corren rumores no confirmados de que las autoridades soviéticas no sacaron a la luz pública o destruyeron varios radiomensajes clasificados como secretos. Uno de los últimos mensajes enviados por la tripulación contiene un código desconocido, ‘3400’, que puede indicar la localización del avión, pero nadie ha tratado de descifrarlo todavía.

Varios expertos rusos supusieron que el avión cumplía una misión especial, como transportar una carga secreta de varias toneladas de oro.

La misión de búsqueda

La expedición de este mes de septiembre investigará al menos una de las tres versiones principales respecto al lugar del siniestro del avión.

Anteriormente, se creía que el aparato se desvió del rumbo debido a un fallo en el motor y se dirigió hacia Yakutia, en el norte de Rusia. Pero esta versión no fue comprobada por los expertos.

Un equipo de exploradores polares encabezado por Vladimir Chukov, que viajó al Ártico por primera vez en 2002, planea realizar una expedición en 2014 para comprobar la versión de que el avión de Levanevsky aterrizó en la isla de Ellesmere del archipiélago ártico canadiense.

Así las cosas, las posibilidades de encontrar rastros del bombardero soviético desaparecido son más altas que anteriormente, debido a un mayor interés hacia las expediciones y su mejor financiación.

“Es importante que no olvidemos a esta gente... Solemos olvidar los sacrificios que hicieron muchos para que vivamos como vivimos hoy”, dijo Thuma, en una entrevista desde Canadá.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

 

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