Claudio Naranjo: la educación debería cambiar el mundo

© RIA NovostiPsiquiatra y psicólogo chileno Claudio Naranjo
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“Hay que ayudar a la gente a ser mejores personas, más benévolas y sabias y no solamente mejor informadas”.

- Últimamente, en varias entrevistas, usted habla mucho de la educación y de la crisis en la que se encuentra el sistema de enseñanza en todo el mundo.

- El mundo está en una crisis global, y yo creo que la educación es en parte responsable, porque se educa para que las personas sean como son. Y que las personas sean como son constituye el problema del mundo más que las políticas. Así todo está en crisis, la política, la economía, pero yo creo que es el factor humano lo que está por detrás, y lo que no se ha responsabilizado. Se trata de cambiar las cosas sin cambiar a las personas. Y mientras hay una educación que es para perpetuar una manera de ser no vamos a tener evolución social, creo yo.

- ¿Y cómo cambiar el sistema de educación?

- Habría que interesar suficientemente a los educadores y a los que dictan las políticas educacionales. Los educadores han seguido muy servilmente a los programas, muy automáticamente, diría yo, con poco fuego creador. Se supone que son personas creativas, pero en la práctica tienden a formar autómatas. Y la profesión de educador es muy parecida a la actividad de una madre.

- Pero si se robotizan, ya no son como las madres...

- Las madres modernas también se robotizan, porque entran en un sistema muy patriarcado. Yo pienso que la naturaleza patriarcal de la sociedad es el problema principal y que es una hipertrofia de la mente científica que eclipsa la mente emocional. Lo que hace una madre, lo que hace un educador debería ser de naturaleza emocional, de ser empático, de ser para el otro. Cuando no está eso, ya no se educa para la felicidad de la persona, y la felicidad de las personas hace que se pueda tener una sociedad feliz también.

- Qué bien que no ha perdido ese sentido de querer saber más.

- Sí, eso me sostiene. Tengo un programa que he elaborado a través de los años. Es la síntesis de prácticamente todo de lo que a mí me ha servido y que he aprendido. Mi manera surgió antes de que yo pensara en la educación. Fui un buscador muy intenso en mi juventud, lo que más me interesó siempre estuvo más allá de las distintas cosas que estudié. Pero más que nada buscaba yo algo para una sed interior que ni siquiera sabía definir. Y en esa búsqueda recurrí a elementos del mundo terapéutico, a сosas novedosas, a maestros espirituales. Tuve una gran inspiración, y con esa fuerza me puse a enseñar. Se formó un grupo, pero se formó no porque yo pretendiera a hacerlo así, sino porque mi madre, que siempre era una madre controladora y muy crítica, quedó muy impresionada al ver mi cambio. Y quiso ya aprender de mí. Y así surgió mi trabajo.

- ¿Su madre participó en ese grupo? ¿Ha sido alumna suya?

- Fue el estímulo para que yo lo formara ese grupo. Tuve el privilegio de cambiar a mi madre. Yo creo que todos tenemos ese sueño de poder cambiar a nuestros padres. A mí se me dio ese regalo.

- ¿La ha cambiado?

- Sí. Su vida cambió profundamente y estuvo siempre muy agradecida. Cambiaron sus amistades, sus amigos fueron las personas de ese grupo.

- ¿Cuántos años tenía ella?

- Tenía 60 y tantos. Cerca de los 80 tuvo algunas dificultades con su marido, que la reclamaba que estaba muy metida en estas cosas, y le amenazó con separación.

- ¿Pero no se separaron?

- No, no. Bueno, entonces yo de allí empecé con un grupo muy íntimo de amigos de mi madre, de colegas míos, personas que se habían formado conmigo en terapia Gestalt. Inventé muchos ejercicios psicológicos y tomé prestados otros, como la meditación budista o la práctica indonesia de abandono de sí, de dejar fluir. Ahora los bailarines han adoptado eso en algunas partes del mundo, el movimiento auténtico lo llaman, como una manera de recuperar la espontaneidad infantil perdida, liberarse de los automatismos sociales. Y también incluí el sistema de tipos psicológicos que se asocia al nombre de eneagrama.

- ¿Y en qué consiste?

- Es un sistema de 27 tipos psicológicos. De cada uno de los nueve tipos hay tres. Y los nueve eneatipos corresponden un poco a los famosos pecados capitales del cristianismo –la envidia, el orgullo– cosas que son muy conocidas para cualquiera que vive en este mundo.

- Pues porque son la base de una persona.

- O la base de los problemas que tiene una persona y la sociedad también. La cobardía, la vanidad también están entre esos nueve grandes profactores destructivos de emociones negativas.

- ¿Y cómo influye eso en la vida de una persona?

- Es como si cada persona tiene una forma de solucionar los problemas de la vida. Como, por ejemplo, un tipo de niño para conseguir lo que quiere, patea de rabia. Otro llora, otro niño se resigna, otro quiere hacer las cosas bien para recibir lo que quiere. Cada persona tiene su estilo. Entonces claro, si tuviéramos todos los pecados al mismo tiempo, eso sería como no tener ninguno porque seríamos libres de elegir la conducta que más conviene en la situación.

- ¿Cómo una persona puede entender qué pecado, qué tipo le domina?

- Es difícil conocerse a sí mismo suficientemente bien. Se necesita un poco de ayuda por personas que saben reconocerlo.

-¿Ha logrado usted conocerse a sí mismo, entender a sí mismo?

- Yo diría que ya hace bastante tiempo que no busco conocerme más, sino que busco desprenderme de los efectos que ya me conozco. No puedo decir que he llegado al fin del camino, pero sí que he llegado a un tiempo de fructificación, a una plenitud interior, a un estado de felicidad, a un sentirme que mi vida vale la pena, estoy haciendo algo que tiene sentido, y sobre todo las cosas las hago cada vez mejor.

- ¿Cual es el secreto de la vida?

- El secreto de la vida es vivir. No hay secreto de la vida. El sentido de la vida está en la vida misma. Cuando buscamos el sentido es porque no estamos viviendo. Porque en cierto modo estamos robotizados, o vivimos con una pequeña parte de nosotros mismos. Hoy en día se reconoce que tenemos tres cerebros: el intelectual, el emocional y el intuitivo. Pero tratamos de vivir desde la cabeza como si allí hubiera una cabina de control dentro de nosotros que se ha apoderado del cuerpo en lugar de entregarle el cuerpo a ese animal interior que es mucho más sabio.

- ¿Y cómo despertar a ese animal interior?

- A través del autoconocimiento. El primer remedio es estarse en la ocasión de tomar contacto con sí mismo de cómo estoy. Hay una práctica que es que con cada respiración preguntarse cómo estoy, qué siento, qué es esto. La conciencia del presente. No solo la conciencia de las cosas, de las palabras, sino la conciencia emocional del presente. Y corporal también, porque van juntas. Desde la sensación corporal aparece ya posiblemente la voz del niño interior descontento que pide esto o que pide aquello. Y uno puede empezar a darle un poco más de lo que pide.

- ¿La sensación corporal, eso qué quiere decir? ¿Hacer algunos ejercicios especiales?

- Más el silencio de la meditación, el silencio de la atención hacia dentro, en el no movimiento que permite más que el movimiento, porque el movimiento ya es un hacer que nos saca de nosotros mismos. La incapacidad de estar quieto, solo, hace que nos metamos unos con otros, nos metamos en la vida de otros, empezamos a juzgar, a condenar y nos llenamos de deseos inútiles. Así que es muy purificador el no hacer nada y solamente estar. Se adquiere el sentido de la existencia a través del silencio, del no hacer. Es como que lo único que puede llenarle a uno y que es una respuesta al secreto de la vida, al sentido de la vida: el sentir que uno existe.

- ¿Es la primera vez que visita Rusia?

- Sí, la primera. Estuve tres días en San Petersburgo, tuve allí un pequeño taller, y ahora, en Moscú.

- ¿Tiene planes de organizar en Rusia algunos cursos?

- La persona que me ha invitado tiene la idea de darme a conocer más en Rusia. Y me gusta la idea. Yo tengo una abuela lituana, tengo el ruso en mi oído aunque nunca lo aprendí para hablar. Pero me suena, y fui un gran lector de Dostoievski en mi juventud. Rusia me atrae mucho. Y tienen la idea de publicarme y de crear una colección de libros recomendados por mí.

- ¿Se trata de libros de psicología y psicoanálisis?

- Libros sobre psicología moderna, psicología humanista sobre todo. Me gustaría también organizar talleres o cursos, si la salud me acompaña, porque ya tengo 80. Sería una prioridad para mí ante otras posibilidades.

Siempre me atrae más lo nuevo que lo conocido.

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