Sochi 2014, el gran reto de Rusia

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Faltan menos de cuatro meses para que arranquen los Juegos Olímpicos de Sochi, cuya relevancia rebasa el ámbito deportivo. Garantizar la seguridad de los Juegos es una de las prioridades.

Faltan menos de cuatro meses para que arranquen los Juegos Olímpicos de Sochi, cuya relevancia rebasa el ámbito deportivo. Garantizar la seguridad de los Juegos es una de las prioridades.

Para el actual mandatario ruso, Vladimir Putin, las próximas olimpiadas de invierno, las primeras en el espacio postsoviético, tendrán una importancia especial. En vísperas de la sesión del Comité Olímpico Internacional en la que se aprobó en 2007 la candidatura de Sochi para albergar estos JJOO de Invierno, Putin era casi el único promotor del proyecto olímpico. Hoy, el presidente ruso lo ve como un rotundo éxito de su estrategia de superación del “caos de los noventa”,  que siguió a la desintegración de la URSS.

“Si no hubiésemos recuperado la integridad territorial del país y puesto fin a la confrontación en el Cáucaso, si la situación económica no hubiese cambiado radicalmente y no hubiésemos resuelto toda una serie de tareas sociales, no nos habrían confiado estos Juegos Olímpicos”, dijo Putin al conocerse la decisión del COI.

En este proyecto todo ha sido un reto, inclusive la selección del lugar para la cita deportiva. Por primera vez en la historia del movimiento olímpico los Juegos Blancos tendrán lugar en una ciudad subtropical, la única en Rusia, donde rara vez nieva en invierno. Es más, Sochi, es un famoso balneario donde pasan sus vacaciones  muchos altos estadistas y que presume por tanto de ser la capital estival del Rusia.

Pero garantizar la nieve es lo de menos, la tarea prioritaria es garantizar la seguridad de los juegos. Después del terrible ataque ocurrido durante los JJOO de 1972 en Múnich, cuando once miembros del equipo olímpico israelí fueron asesinados por un comando del grupo terrorista palestino Septiembre Negro, se han extremado las medidas de seguridad en todo el mundo. El nivel de seguridad requerido para albergar el evento se ha elevado aún más tras los atentados del 11-S.

En este sentido, la decisión de elegir Sochi como sede es todo un desafío. Esta gran ciudad está casi pegada a Abjasia, que se escindió de Georgia, y al Cáucaso del Norte, la región más convulsiva de Rusia, reciente escenario de guerras y atentados, y donde hasta el día de hoy sigue presente la resistencia islamista.
Cualquier incidente terrorista en Sochi mermaría de modo irremediable la credibilidad de Putin como político y anularía los esfuerzos de Rusia por fortalecer su posición en el mundo. Para evitar que esto suceda se están tomando medidas de seguridad sin precedentes.

Se estima que los gastos para la seguridad de las instalaciones olímpicas y de la ciudad de Sochi en su conjunto asciendan a unos 2.500 millones de dólares. El Ministerio del Interior planea crear zonas donde la seguridad será reforzada, tales como la villa olímpica, las instalaciones deportivas y las estaciones de transporte. En total, la zona especial de seguridad se extenderá unos 100 kilómetros a lo largo de la costa del Mar Negro. Todas las personas que quieran acceder a estas zonas deberán someterse a controles de seguridad.

En diciembre de 2007 se adoptó una ley federal que confiere al jefe de Estado el poder de adoptar medidas de seguridad complementarias en zonas controladas y restringidas, tales  como limitar la entrada de personas y al transporte, incluido el marítimo y el aéreo. No se descarta que se endurezcan los controles fronterizos con Abjasia, que teme un cierre total o parcial de las fronteras ya que perjudicaría gravemente su economía.

La seguridad en las Olimpiadas estará garantizada por un impresionante despliegue de agentes del orden público. Además de las unidades del Servicio Federal de Seguridad y del Ministerio del Interior, se movilizarán los efectivos de Defensa (la Flota del Mar Negro y las bases militares en el territorio de Abjasia). El arsenal tecnológico al servicio de la seguridad es amplio y sofisticado (detectores, contramedidas electrónicas, aparatos no tripulados, videovigilancia).

Según Yuri Deshóvij, jefe del Departamento de Supervisión del Ministerio de Emergencias, se está creando un grupo especial que prestará servicio durante las Olimpiadas. Constará de unos 1.500 técnicos de emergencias y bomberos y 100 vehículos, incluidos cuatro helicópteros y cinco barcos cuya actividad se coordinará desde 16 centros de mando especiales.

Los preparativos para los Juegos de Sochi ya ha repercutido positivamente en la imagen de Rusia. Moscú ha conseguido minimizar el riesgo de un eventual boicot y hacerse con el apoyo de los círculos políticos y empresariales de los países occidentales. Multinacionales como Coca-Cola, Procter & Gamble, McDonald’s, VISA, Samsung, Omega o General Electric patrocinarán las Olimpiadas. Al mismo tiempo, los servicios especiales rusos han avanzado en su lucha contra la amenaza terrorista. Cabe recordar asimismo que en 2018 Rusia también albergará la Copa Mundial de Fútbol.

Para garantizar la seguridad habrá que endurecer el control burocrático y policial. Entre tanto, las restricciones de los derechos y libertades podrían ser interpretadas como medidas para solucionar  problemas internos.
En cualquier caso, Rusia aún tiene por delante todo un examen que pondrá a prueba sus estrategias de seguridad. Si lo suspende, el regreso a las 'grandes ligas' de la política mundial tras la difícil transición desde el sistema soviético será muy difícil.

*Serguéi Markedonov es doctor en Historia y profesor invitado del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington, Estados Unidos

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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