México atrapado en el ciberespionaje norteamericano

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Vicky Peláez - Sputnik Mundo
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El reciente análisis de las revelaciones del ex técnico del Departamento de La Seguridad Nacional (NSA), Edward Snowden, publicado por la revista alemana Der Spiegel sobre la larga historia del espionaje cibernético de los Estados Unidos en México, ha sido como un estallido de bomba en México.

Tenemos dos desgracias, estar lejos del cielo y muy cerca de Estados Unidos (Dicho popular mexicano)

El reciente análisis de las revelaciones del ex técnico del Departamento de La Seguridad Nacional (NSA), Edward Snowden, publicado por la revista alemana Der Spiegel sobre la larga historia del espionaje cibernético de los Estados Unidos en México, ha sido como un estallido de bomba en México. Resulta que la NSA con la colaboración de otras 15 agencias de inteligencia había creado un poderoso programa Boundless Informant (Informante sin Límites), un software que revisa metadatos de captación de información de todo el mundo. Ahora se sabe que el país azteca ha sido el país más monitoreado en América Latina, siguiendo después Brasil y Venezuela. Lo interesante de este bochornoso asunto es que el mismo presidente Enrique Peña Nieto y su predecesor, Felipe Calderón han sido blancos del ciberespionaje a pesar de ser incondicionales de Washington siguiendo al pie de letra las instrucciones del embajador de turno de EE.UU., llamado popularmente procónsul de México.

Por supuesto, estos dos curtidos políticos mexicanos dieron cínicos gritos de indignación exigiendo una investigación inmediata en torno al descarado pero harto conocido espionaje que el gobierno norteamericano ha estado realizando en territorio mexicano a dirigentes políticos, candidatos presidenciales, integrantes del gobierno, líderes sindicales, periodistas y en especial a todo lo que está ocurriendo en la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex). Se sabe también que no hubiera sido posible este espionaje sin participación de ciudadanos y funcionarios públicos mexicanos y en especial los de los servicios de inteligencia nacionales.

En este aspecto el expresidente Vicente Fox ha sido el más sincero como también el más cínico al declarar que “todos los gobiernos espían y tienen aparatos de inteligencia. ¡Yo no sé cuál es el descubrimiento! Antes se decía que nos espiaban desde Marte o desde Venus…nos espían todos los días, a ti, a mí o a cualquier ciudadano… También sé que hay instituciones en el gobierno mexicano legítimas que están averiguando información e investigando a medio mundo. Este es el mundo del futuro y más vale que nos vayamos acostumbrando”. Según este fiel exrepresentante de la Coca Cola y ahora presidente del Centro Fox, es que deberíamos retornar a la mentalidad del Siglo XIX cuando, según el autor del libro “La Máquina del Tiempo”, Herbert George Wells, “los pueblos creían predominar por virtud de la “Lucha por Existencia”, en la que el fuerte, y el astuto vence al débil y al confiado. Y creían además, que tenían que ser fuertes, enérgicos, insensibles, prácticos y egoístas”. 

Precisamente a este tipo de mundo y relaciones dentro de las sociedades contemporáneas nos están empujando los globalizadores iluminados del imperio con la ayuda de sus seguidores incondicionales como los líderes mexicanos Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Fue el mismo Felipe Calderón quien había creado condiciones para los servicios de inteligencia norteamericanos para que instalaran en México una central para interceptare comunicaciones. Como lo define el periodista Pedro Echeverría, “actuó como un criado de los Estados Unidos aplicando su política asesina…sabía Calderón que andaba desnudo ante los ojos de la Casa Blanca y el Pentágono, pero pedía que lo tuvieran todo el tiempo en cinta”. A su vez, Vicente Fox comentó las protestas de Calderón diciendo que “El expresidente Calderón sí tiene algo que ocultar, 80 mil muertos en su legislatura”.

Ya no se acuerda el expresidente Felipe Calderón cómo abrió los archivos de Pemex, la Plataforma México y prácticamente de todas las dependencias del Estado a las redes de espionaje norteamericano, permitiendo inclusive a la NSA el acceso a la información encriptada de la presidencia de la República. También permitió que la CIA, la DEA, el FBI, la DIA (el Servicio Secreto de las Fuerzas Armadas de EE.UU.), además de la NSA y tantas otras agencias norteamericanas operaran libremente en México. Ahora sin inmutarse está disfrutando del premio que le otorgaron sus amos de Washington: la beca de la Escuela Kennedy de la Universidad de Harvard en el programa del Liderazgo Global.

Por supuesto, el gobierno de Enrique Peña Nieto ha seguido la misma política de su predecesor permitiendo a los servicios de inteligencia de EE.UU. acceso a toda la información clasificada del Estado mexicano y sus dependencias. Se calcula que actualmente están operando libremente en México, según un informe del estudioso Pedro Echeverría publicado en Argenpress, más de 25 mil agentes norteamericanos y sus colaboradores mexicanos. La verdad es que al presidente Peña Nieto no le preocupa que 85,000 mensajes de su teléfono oficial fueran interceptados por la NSA para su clasificación y el análisis, de acuerdo a la información de la revista Der Spiegel. Toda esta información ha sido utilizada por Washington para facilitar sus intereses económicos, financieros, políticos y de la seguridad nacional.

La reacción del gobierno mexicano ha sido bastante tibia. El presidente de la República ordenó al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong realizar una investigación para determinar si existen evidencias o no sobre el espionaje norteamericano y la participación de los funcionarios públicos nacionales en esta actividad delictiva. Es decir, la farsa política sigue adelante y lo único que hará el gobierno federal es aumentar el presupuesto para el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) y a la Policía Cibernética que tratarán de buscar información en torno a la intromisión de agencias de EE.UU. a políticos mexicanos, incluyendo al presidente.

Mientras tanto Washington ya ha declarado que no va a comentar públicamente sobre la supuesta actividad de sus agencias de espionaje en México y sólo responderá a través de medios diplomáticos al gobierno mexicano considerado como su estrecho aliado y socio. Nada cambiará y todo seguirá igual pues Barack Obama jamás prometió que el espionaje contra México o contra otros países se detendrá. Los líderes norteamericanos reservan para sí mismos el derecho, como representantes de la única superpotencia del mundo, de tomar el control sobre el planeta entero inmiscuyéndose en asuntos domésticos de cada país determinado por sus asesores iluminados como vital para los intereses norteamericanos.

El ciberespionaje seguirá el rumbo trazado por 16 agencias de inteligencia estadounidenses y según el periodista colombiano Hernando calvo Ospina, autor del libro “El Equipo de Choque de la CIA”, Estados Unidos no va a dejar de espiar a pesar de las protestas de los países afectados y el rechazo de la opinión pública mundial. Lo único que hará sería tratar de impedir que aparezcan otros Snowden. El espionaje se convirtió desde hace mucho tiempo en un modus vivendi del Estado norteamericano que ha logrado crear una red perfeccionada de superespionaje  “Echelon” en la que participan también Gran Bretaña, Australia, Canadá y Nueva Zelanda.

La Agencia Nacional de Seguridad (NSA) está empeñada en perfeccionar y crear nuevos sistemas de monitoreo para revisar datos organizados de la actividad de espionaje no solamente en México, Brasil o Venezuela sino en todo el mundo. Para lograr este propósito utiliza en el nombre de la democracia, libertad y seguridad global actualmente utiliza los sistemas: “Prism” y “Boundless Informant” (Informante sin Límite). De acuerdo a la información divulgada por el sitio web Cryptone, la NSA recolectó en 30 días de marzo pasado 124,8 mil millones de llamadas telefónicas y emails en todo el mundo. México en este contexto representa una parte minúscula, sin negarle importancia, de la red de espionaje que ha tejido Washington envolviendo al planeta entero.

Las actuales revelaciones de Edward Snowden es solamente el inicio de los nuevos escándalos que remecerán el mundo próximamente. Se sabe que Snowden tiene en su posesión unos 35,000 documentos todavía no divulgados sobre las actividades de la NSA a nivel global y en especial en China y Rusia. Entonces, quedan tantas cosas por ser reveladas que sin duda alguna serán filtradas en redes de la comunicación proporcionando a la opinión pública nuevos datos sobre la intromisión del Gran Hermano no solamente en la vida de nuestros países sino en nuestras vidas privadas. 

Los líderes de los países tienen la última palabra y crear condiciones para garantizar la libertad y privacidad de sus ciudadanos, ya Argentina y Brasil empezaron el trabajo. 

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