Entrenador del Siglo deja huérfano al voleibol cubano

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El fallecimiento de Eugenio George causó conmoción en el ámbito del deporte y particularmente en la familia del voleibol.

El fallecimiento de Eugenio George Laffitta ˗considerado el Mejor Entrenador del siglo XX, según la Federación Internacional de Voleibol (FIVB)˗ causó conmoción en el ámbito del deporte y particularmente en la familia del voleibol. Y es que la muerte siempre nos deja consternación y tristeza, a veces también un gran vacío, sobre todo si se trata de alguien que marcó pautas no sólo por su desempeño profesional, sino por su inteligencia, entrega y modestia.

George fue el principal arquitecto detrás del éxito de los equipos femeninos cubanos en los años ochentas, noventas y comienzo de este siglo, destacó la web de la FIVB tras conocer la muerte del estratega antillano.  El equipo de la isla, conocido como las “Espectaculares Morenas del Caribe” ganó tres medallas de oro consecutivas en los Juegos Olímpicos en Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Sydney 2000, a lo que sumó el bronce en Atenas 2004.

"Eugenio George será recordado como uno de los grandes, no sólo como entrenador de voleibol, sino en el voleibol en general", destacó el presidente de la FIVB, el brasileño Ary Da Silva Graça Filho. "Él fue una inspiración para muchos de los entrenadores del mundo y en una época en que el mundo de los entrenadores estaba abrazando la tecnología, demostró que el éxito con el trabajo duro y la dedicación aún se podría lograr”, resaltó.

Junto a los tres títulos olímpicos consecutivos, las discípulas de George lograron tres coronas mundiales, cuatro copas del orbe y dos Grand Prix. Esto las catapultó a la cima y las convirtió en reinas de este juego y como colofón de una trayectoria, todas las integrantes de los equipos cubanos en la última década de la pasada centuria fueron exaltadas al Salón de la Fama del Voleibol Mundial en el Congreso de la FIVB de 2013.

“No despedimos a alguien que ha tenido una historia común, despedimos a un héroe del deporte, quien casi hasta el último día de su vida estuvo en el terreno entregando sabiduría, experiencia y calma”, dijo en su sepelio la ex voleibolista Mireya Luis. La que fuera capitana de las “Espectaculares Morenas del Caribe”, recordó que el profesor tuvo la inteligencia para levantarse después de cada revés.

George, Héroe del Trabajo de la República de Cuba, falleció el pasado 31 de mayo y a despedirlo acudieron jugadoras de varias generaciones, entrenadores de diversas disciplinas, dirigentes del Instituto cubano de Deportes (Inder), amigos y gente común. Sin embargo, muchos consideran que no recibió los honores oficiales que le correspondían.

Y es que el amplio palmarés de George merece todos los reconocimientos posibles. A los títulos ya mencionados se suman las victorias consecutivas en la Copa del Mundo de 1989, 1991, 1995 y 1999, y medallas de plata en las ediciones de 1977 y 1985, la corona de la Gran Copa de Campeones de 1993 y plata en 1997 y dos medallas de oro y cuatro de plata en el Grand Prix. Su currículo como DT incluye también varias coronas en Juegos Panamericanos y Centroamericanos y del Caribe.

Todo esto le valió para  ser exaltado al Salón de la Fama del Voleibol en el 2005. A esta distinción se unió a principios de este año la Orden Collar de Oro de la FIVB, entregada por Cristóbal Marte Hoffiz, primer vicepresidente ejecutivo de la FIVB, y presidente de la Confederación Norte Centroamericana y del Caribe de Voleibol (NORCECA).

Marte Hoffiz, fue uno de los primeros que lamentó el deceso del legendario entrenador cubano y dijo que el voleibol mundial está de luto. "Eugenio George fue una figura reverenciada en el mundo del voleibol, no sólo por su éxito como estratega y ojo especial para descubrir el talento, sino por su disposición a compartir sus conocimientos y ofrecer un buen consejo para todos".

A pesar de su reconocimiento universal, Eugenio asumió su fama con gran sencillez. Sin reparar en lauros ni distinciones, compartió sus conocimientos con cuantos entrenadores se le acercaban, alejado de poses petulantes o prepotentes.

“Nunca tuve diferencias con algún director técnico, me venían a preguntar cómo preparaba los planes de entrenamiento y les transmitía todas mis experiencias, no me preocupa compartir los conocimientos, pues el terreno dice quién lo hará mejor. Los norteamericanos, los europeos, los asiáticos, y hasta los australianos se me han acercado para intercambiar criterios. He estado abierto a cualquier sugerencia”, resaltó el veterano preparador en una entrevista concedida al diario Granma.

Sin lugar a dudas Eugenio George era más que un profesor para la mayoría de las jugadoras que entrenó por más de tres décadas, a las que educó con la dulzura y la fuerza que exige el deporte. Por esos muchas lo consideran como un padre y le retribuyeron en la cancha toda esa enseñanza, que fue mucho más allá del mero interés en convertirlas en campeonas.

Este hombre que nació 29 de marzo de 1933 en la oriental ciudad de Baracoa y  bajo la tutela del entrenador Tito del Cueto se inició en el voleibol. Como atleta participó en los Juegos Panamericanos de México-1955 y Chicago-1959, así como en el Mundial de 1956 y los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Jamaica-1962, su última competencia oficial.

Su estreno internacional como entrenador se produjo con el equipo masculino en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Puerto Rico, en 1966, donde conquistó la primera medalla de oro para Cuba. Posteriormente logró similar resultado con el elenco femenino, cuyas riendas asumió en 1969, y del que ya no se pudo separar jamás.

Todavía están frescas las anécdotas de cómo rechazó dirigir por cifras millonarias en otros países bajo el argumento esencial de que “no enfrentaría nunca a las selecciones cubanas desde el banco contrario”; o mejor aún, la ocasión en que todas sus jugadoras le pusieron en su cuello las medallas olímpicas y lo cargaban y abrazaban sin parar.

A este hombre sencillo se le recuerda además como el artífice del modo de entrenar y jugar que hoy se reconoce como la Escuela Cubana de Voleibol, que fundó bajo conceptos inamovibles pero exitosos, como la fórmula 4-2, que según muchos expertos es un esquema en el que al menos las cubanas tenían seis atacadoras, por la ofensiva que aportaba la pareja de pasadoras.

Es tal su legado, que en octubre de 2009 la Confederación Norte Centroamericana y del Caribe creó la Distinción Eugenio George, con la cual condecora al mejor entrenador femenino del año en ese deporte.

George cerró los ojos para siempre a la edad de 81 años, víctima de un cáncer que lo aquejaba desde meses atrás, pero dejó un legado que perdurará por siempre y se mantendrá vigente como su historia, su leyenda, su ejemplo.

 

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

 

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