Putin en Cuba o la nostalgia por la “carne rusa”

© RIA Novosti . Sergei Guneev / Acceder al contenido multimediaVladimir Putin, presidente de Rusia
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Cuando este viernes aterrice en el aeropuerto José Martí el avión presidencial ruso con Vladimir Putin a bordo, estará reafirmándose la nueva etapa que viven las relaciones entre La Habana y Moscú.

Tras décadas en las que “tovarish” se convirtió en una palabra común en el léxico cubano y todo –política y economía– funcionaba a través del prisma ruso, la perestroika  y la desaparición de la URSS trajeron años de distanciamiento. Cuba siguió por su camino, esta vez sin contar con el Kremlin.

Atrás quedaron entonces los tiempos de la “tubería” soviética en forma de créditos, petróleo y soporte económico. Para el cubano común, se fueron los “bolos”, con sus muñequitos (animados) y su “carne rusa” y llegó una crisis de la cual aún no nos hemos recuperado.

Quedaron aquí las decenas de miles de graduados en la URSS, los matrimonios mixtos y sus retoños “polovina” (mitad), los autos LADA y los camiones KAMAZ en las carreteras cubanas. Permanecieron también las industrias, que de pronto se encontraron con una tecnología obsoleta e irremplazable y la gran parte de la población que no supo qué hacer con sus vastos conocimientos del idioma ruso.

De esa época quedó también una deuda de 35 mil millones de dólares que el gobierno de Putin ha condonado en un 90%, y la DUMA ha ratificado justo antes de su visita habanera. El 10 % restante (3 mil 520 millones) se irá pagando cada seis meses durante los próximos diez años y se reinvertirán en la propia Isla.

Según los comunicados oficiales y los programas previstos, en las 24 horas que estará el presidente ruso en la nación caribeña tendrá ocasión de reunirse con el líder histórico cubano Fidel Castro y con el actual mandatario, su hermano Raúl Castro “En las consultas la atención especial se prestará al desarrollo de las relaciones económicas y mercantiles, inversiones, realización de los proyectos mixtos en el sector energético, transporte, aviación civil, uso pacífico del espacio y salud”, puntualiza la nota.

Pero, más allá de protocolos, ¿Qué esperan los cubanos de este encuentro? ¿Cómo ven la historia y el futuro de esos vínculos?

Para alguien como Daisy Gómez, periodista de la Televisión Cubana que lleva más de 40 años especializándose en temas rusos, la llegada del presidente Putin a Cuba es una clara señal del carácter estratégico de estos vínculos para ambos países. “La visita tiene lugar cuando ambos países se esfuerzan por elevar el nivel de las relaciones económicas y comerciales y situarlas a la altura de las políticas, que son catalogadas por Moscú y La Habana como excelentes”, apunta.

Nadie mejor que Luis Felipe Vázquez, ex estudiante y ex diplomático cubano  en Moscú, para valorar esta nueva etapa. “Me alegra que se dé un paso más en el fortalecimiento de las relaciones de amistad entre los pueblos cubano y ruso, que  durante más de 50 años se desarrollaron en el campo científico-técnico, cultural y económico”.

El cineasta Santiago Prado reconoce la “deferencia extraordinaria de haber condonado la deuda”. Y esta visita presidencial le remueve las nostalgias. “Nosotros estuvimos marcados por la influencia rusa, por la cultura, por el cine y al menos mi generación siente a los rusos cercanos desde el punto de vista espiritual”.

Con los pies en la tierra, otros como Mayra Hernández, piensan en las ventajas económicas que esta alianza puede traer. “Mi infancia y juventud transcurrió en la mejor época económica de este país. Espero que si las relaciones se fortalecen sea ventajoso en este sentido”.

“Quienes mejor que ellos para hacer negocios e invertir aquí, si nos condonaron el 90 % de la deuda”, dice el joven Lemay. “Además, han modernizado mucho su industria, ahora los Ladas parecen Audis”, bromea.

Todo parece indicar que Rusia está dispuesta a escalar desde esa novena posición en que se encuentra ahora como socio comercial de Cuba. Difícilmente alcance aquel histórico primer lugar que tuvo durante décadas, pero se puede acercar bastante si se concretan las inversiones y negocios que están previstos. Mientras tanto, el alto nivel de coincidencias en política internacional entre Moscú y La Habana es otro elemento importante en este juego, en el que ojalá todos seamos ganadores, incluidos los millones de cubanos comunes que hoy se las ven negras para poner la mesa y sueñan con aquellas latas de “carne rusa”.

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