Los socialistas españoles se juegan su futuro

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Este domingo 13 de julio el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) tiene la última oportunidad de sacar a flote una organización que ha jugado un papel histórico en España durante estos últimos cien años y que ahora se encuentra en sus horas más bajas.

Por primera vez, el PSOE deja en manos de su militancia la regeneración y renovación de la organización, conscientes de que un proceso fallido sería su fin, como admiten a Novosti fuentes cercanas al partido. La elección del nuevo dirigente este fin de semana dependerá de 200.000 militantes, una práctica inédita entre los partidos políticos españoles.

Las elecciones europeas, el pasado 25 de mayo, representaron la estocada definitiva para los socialistas. El PSOE cosechó los peores resultados de su historia, a pesar de llevar más de dos años en la oposición y no sufrir el lógico desgaste de gobierno. Las consecuencias fueron devastadoras. Las primeras cabezas socialistas no tardaron en rodar.

Su hasta entonces secretario general Alfredo Pérez Rubalcaba, procedente de la vieja guardia, anunció el mismo lunes 26  su marcha, abriendo una guerra por la sucesión y la renovación del partido. Con su renuncia, se cerraba una larga etapa abierta por el carismático Felipe González al llegar al poder en 1982, pero que acabó en 1996 rodeada de escándalos de corrupción y denuncias de guerra sucia contra la banda terrorista ETA.

El relevo en la cúpula llegará del madrileño Pedro Sánchez (42 años), o del vasco Eduardo Madina (38 años) o del andaluz José Antonio Pérez Tapias (59 años) que se juegan este domingo buena parte de su futuro político en una cita histórica e inédita con las bases.

El nuevo líder deberá renovar las ideas en un partido con una media de edad de 56 años, pero también dar respuesta a otra organización joven, dinámica e izquierdista como Podemos, el partido revelación de las última europeas que logró cinco eurodiputados tras una corta campaña que se basó en las propuestas del movimiento de los indignados.

Las consignas contra “la casta” política (conservadores y socialistas) que se repartieron el poder en España tras la muerte del dictador Francisco Franco a finales de los años setenta del pasado siglo, y el eslogan de “son lo mismo” cuajaron entre una ciudadanía preocupada por la deriva de los partidos mayoritarios, enzarzados en numerosos escándalos de corrupción y nepotismo y acusaciones de “y tú más”.

Las elecciones de hace dos meses significaron un auténtico varapalo para el gobernante Partido Popular (PP) y para el PSOE, que por primera vez en democracia no sumaron el 50% de los votos (un escaso 23% del censo electoral) muy lejos del 80.9% que, juntos, alcanzaron en las europeas de 2009. Juntos también perdieron más de cinco millones de votos, cosechando los dos partidos hasta entonces mayoritarios los peores resultados de su historia.

Unos números que podrían empeorar de ser ciertas las encuestas no publicadas que colocan a Podemos como segunda fuerza política en España en las próximas elecciones municipales de 2015.

Los tres aspirantes a la Secretaría General del PSOE plantean un cambio crucial para el partido socialista. Habrá que ver si la elección de uno de ellos este domingo supondrá, sin embargo, el giro necesario que necesita el partido para acercarse de nuevo a la ciudadanía.

Los sondeos se decantan por el recambio generacional, pero hoy nadie descarta alguna sorpresa con el aspirante más a la izquierda, Pérez Tapias, que en todos los debates y mítines se ha desmarcado de la línea oficialista y ha abogado por reconstruir un proyecto de izquierda y socialista.

Y esa es la clave del futuro del PSOE: si el cambio se limitará a un ‘lifting’ o va realmente a apostar por un giro de calado ideológico. Con matices, los tres candidatos a la secretaría general coinciden en los puntos básicos: la militancia elegirá en noviembre por primera vez directamente al candidato socialista al gobierno de España, la necesidad de reformar la Constitución y la apuesta por una España realmente federal.

Los socialistas se juegan su futuro este fin de semana, conscientes de que sus homólogos catalanes han perdido ya el tren, al pasar de ser la primera fuerza política en esta comunidad autónoma a ser la tercera y con la previsión de ser la cuarta en las próximas elecciones por no haber dado una respuesta clara al desafío independentista de Catalunya.

El PSOE ha de cambiar sus líderes, pero también actualizar su programa si quiere seguir jugando en el escenario político español durante unos cuantos años más.


LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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