Adiós a las aulas

© Foto : Walter EgoWalter Ego
Walter Ego - Sputnik Mundo
Síguenos en
Unos 26 millones de alumnos iniciaron clases en México este lunes. Velar por que reciban una preparación adecuada es el reto a largo plazo; mantenerlos en las aulas, el desafío del presente.

Educar no es fabricar adultos según un modelo sino liberar en cada hombre lo que le impide ser él mismo, permitirle realizarse según su “genio” singular.


Olivier Reboul, “Filosofía de la educación”

Unos 26 millones de alumnos de educación básica (preescolar, primaria y secundaria) iniciaron clases en México este lunes 18 de agosto, según cifras de la Secretaría de Educación Pública. Velar por que reciban una preparación adecuada es el reto a largo plazo; mantenerlos en las aulas, el desafío del presente.

La deserción escolar en México es un problema que evidencia no sólo las insuficiencias de su sistema educativo, visibles en “los pobres resultados que alcanzan la mayor parte de las alumnos del país en pruebas estandarizadas, tanto nacionales como internacionales […], la ineficacia de los métodos de enseñanza que se aplican en la mayoría de las escuelas, lo mismo que la desmotivación de los profesores por la falta de apoyos y las cargas administrativas que los distraen de sus actividades docentes”, todo ello según informe elaborado por solicitud del Proyecto de Cooperación entre México y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para la mejora de la Calidad de las Escuelas en México 2008-2010; la deserción escolar es también un problema que evidencia las desigualdades del país.

Estadísticas del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) adelantan que según la tasa de deserción escolar contabilizada en el 2012 cerca de un millón de estudiantes no concluirán el ciclo escolar que recién inicia. Las razones varían desde la decisión personal, ya sea por el rechazo del alumno a la escuela o porque simplemente no le gusta estudiar, hasta la económico-familiar, bien porque deba ayudar en las labores de su casa u ocuparse en trabajos informales para atemperar la pobreza del hogar.

Si bien resulta preocupante que el 70% de los maestros que participaron el pasado 15 de julio en el Quinto Concurso Nacional de Plazas Docentes haya reprobado el examen de habilidades y competencias con vistas a obtener una plaza magisterial, preocupa aún más que únicamente el 0.2% de los aceptados haya respondido de forma correcta la totalidad del examen. Sólo un cuerpo magisterial preparado, con propuestas docentes motivadoras, será capaz de lograr el milagro de que los alumnos vean la escuela como un goce, no como un castigo, y hacerlos sentirse parte de la misma; y aunque ello mitigaría el problema, no sería suficiente mientras pervivan determinadas desigualdades sociales, como, por ejemplo, esas que nacen de vivir en una zona rural y no en un ámbito citadino, tener escasos ingresos o ser indígena, cuando no todas a la vez, diferencias que se traducen en dificultades económicas que le abonarán siempre al riego de la deserción escolar.

En ese sentido, en su primer informe de labores presentado ante el Senado, Sylvia Schmelkes, presidenta del INEE, destacó que debería “otorgarse atención prioritaria y focalizada a los sectores sociales en evidente desventaja, como las localidades pequeñas, la población indígena, los niños migrantes, los niños que trabajan y los que tienen alguna discapacidad” a fin de evitar “soluciones homogéneas que conducen a nuevas inequidades”.

La consecuencia más cercana de este drama se vivencia en esos cientos de miles de niños y adolescentes que vive del trabajo informal y, en casos extremos, nutren las filas de la delincuencia (organizada o no); la consecuencia remota, y no por ello menos preocupante, es la del riego que supondría para el desarrollo del país el no contar a futuro con un volumen idóneo de ciudadanos bien capacitados que contribuyan a dinamizar su economía. Los niños que hoy se dedican a la venta de chicles o limpiaparabrisas no serán los empresarios del mañana, aunque ello suponga contravenir el torpe vaticinio de María Libia Gómez Padilla, subsecretaria del Trabajo y Previsión Social del Gobierno del Estado de Guanajuato en la inauguración el pasado 12 de junio del foro-taller “Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil y sus Peores Formas”. Un raquítico consuelo a quienes se ven obligados a dejar los estudios lo provee el “Panorama de la educación 2013” de la OCDE con su inquietante conclusión de que México es de “las pocas naciones donde el premio que otorga el mercado laboral a una mayor educación es menor”.

Pero la deserción escolar no es sólo consecuencia de condiciones circunstanciales o de raíz más profunda; es también un factor de riego para otras problemáticas que afectan a la niñez y a la adolescencia, como la depresión, la conducta antisocial, el alcoholismo, la drogadicción y el embarazo precoz, hijas todas del alejamiento o laxitud del control parental y de la incapacidad para intelegir el mundo por carecer de adecuadas herramientas cognitivas para ello.

La escuela, se sabe, no debe suplir el rol formador del hogar; sí ser, en cambio, una extensión armónica del mismo, un espacio donde el estudiante no sólo acceda gradualmente a parte del acervo científico y artístico acumulado por la Humanidad, sino también un lugar en el que aprenda reglas de convivencia y se forje su personalidad. Todo ello sin olvidar que el alumnado no es una masa informe y que detrás de cada rostro hay una historia personal de vulnerabilidades y carencias que no puede ser preterida en aras de la subordinación a una disciplina modélica, lo que implica la búsqueda ineludible de opciones formativas para asumirlos con total respeto hacia sus singularidades. Se evitaría así que una percepción de (in)diferencia y de exclusión arroje a muchos de esos niños y adolescentes que hoy regresan a los salones de clases a la desgarradora numeralia de la deserción escolar; se evitaría así lo que impide el ejercicio cabal de la educación: “formar seres aptos para gobernarse a sí mismos, y no para ser gobernados por los demás” (Herbert Spencer); se evitaría así que ese adiós hogaño a las aulas no sea mañana la bienvenida a las armas.

 

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

La crisis deportiva de la izquierda mexicana

Las momias de Guanajuato: "Hasta después de muertos somos útiles"

Releyendo a Nósov: Las aventuras de Nadasabe y sus amigos

Cómo Pancho Villa participó en la I Guerra Mundial

Ecos del Mundial: Homo-foot-bia

Los evangelios chiquitos

Un año sin Tom Sharpe

Releyendo a Chesterton: el hombre que fue jueves

Gallardo: "Naturaleza viva"

El match de la muerte: los alemanes no siempre ganan

México negro y querido: la tercera raíz

Un mexicano y el “Día D”

"Hasta la victoria secret": albures mexicanos

Una modesta proposición (contra el bullying)

Trotsky y Siqueiros: del asesinato y las bellas artes

La caridad como espectáculo

De cómo los rusos ayudaron a Cantiflas

La “novia sigilosa” de Gabriel García Márquez

Las sucesivas muertes y renacimientos del Gabo

Detrás de "La Gran Familia": otras verdades incómodas

Lo último
0
Para participar en la conversación,
inicie sesión o regístrese.
loader
Chats
Заголовок открываемого материала