La galantería rusa ha despertado tantos comentarios en China que ha sido finalmente censurada.
La imagen fue retransmitida ayer en el programa de máxima audiencia de la cadena pública CCTV.
Los líderes mundiales esperaban sentados a que empezara el espectáculo de fuegos artificiales en el Cubo de Agua (antigua sede olímpica); departían amistosamente los presidentes chinos y estadounidenses, Xi Jinping y Barack Obama; y la primera dama Peng Liyuan se protegía de la fría noche pequinesa con apenas un vestido azul.
Entonces, el presidente ruso, Vladimir Putin, colocó gracilmente su recio abrigo marrón sobre sus hombros. Peng correspondió con una medida sonrisa pero casi inmediatamente después se lo quitaba y recibía otra prenda del personal de la organización.
El presentador describió la escena con asepsia periodística: "El presidente Putin ha colocado un abrigo a Peng Liyuan".
El vídeo corrió como la pólvora por las redes sociales con bromas y comentarios como "el encanto ilimitado de la primera dama china conquista a Putin", hasta que esta mañana desapareció su rastro de plataformas como Wechat o Weibo (el twitter chino).
En una fotografía se observaba a Putin mirando de refilón en dirección a Xi. El asunto ya se conoce como el coatgate o caso del abrigo.
La prensa china ha ignorado el caso mientras la occidental ha sugerido un trasfondo de flirteo en el gesto. La publicación Foreign Policy habla de flirteo. "La primera regla no escrita de la diplomacia debería ser "no tires los tejos a la mujer del presidente" pero parece que el recientemente soltero presidente Vladimir Putin la ha olvidado".
Putin anunció recientemente su divorcio después de treinta años de matrimonio con Lyudmila Putina y ha desmentido un romance con la gimnasta olímpica Alina Kabáeva.
La prensa china no se refiere a Putin recordando su pasado en la KGB como ocurre en Occidente. Al presidente ruso se le percibe como un tipo duro que se atreve a desafiar a las potencias europeas y a Estados Unidos, mientras muchas mujeres admiran esa estampa tan alejada de la metrosexualidad imperante y subrayan su caballerosidad.
Putin ya prestó su abrigo a la canciller Angela Merkel en el G20 en San Petersburgo el pasado año.
Hoy se especula por las razones de la censura. Quizá el gesto de Putin fue excesivo para la recatada sociedad china, quizá tiene que ver con la campaña anticorrupción de Xi que incide también en la infidelidad, o quizá es el proverbial silencio que cubre a los líderes chinos.
Los sociólogos han explicado que el incidente explica las diferencias entre China y Rusia. En la primera, los gestos de afecto en público entre personas de diferente sexo están mal vistos. En la segunda, que un hombre permita pasar frío a una mujer es imperdonable.
La Cumbre de la Cooperación Económica de Asia Pacífico está sirviendo para evidenciar la creciente sintonía y amistad entre Rusia y China. Según la opinión de la censura, Putin puso demasiado empeño.
