El Ministerio de Finanzas de Rusia estima que para finales de 2014 la totalidad de los compromisos financieros del país podría situarse en 9 billones de rublos (274.875 millones de dólares), o el 14,7% del PIB; los expertos aseguran que la deuda podría llevar al país a la quiebra, escribe el diario Noviye Izvestia.
El pasado 1 de noviembre la deuda pública externa de Rusia alcanzó 55.891 millones de dólares mientras que el endeudamiento total de diversas entidades del país supera 600.000 millones de dólares. Entre los más endeudados se encuentran el sector bancario y las corporaciones energéticas.
Mientras, el Ministerio de Finanzas usa términos neutros al presentar sus estadísticas y no indica que el Estado corre el riesgo de ser embargado debido a la recesión y la necesidad de cumplir con las promesas electorales. La situación se podría agravar aún más si se redujeran los precios del crudo.
Sin embargo, gran parte de este dinero ya fue gastada por las corporaciones estatales que incluso se endeudaron más, sobre todo las energéticas ya que este sector registra una disminución de demanda a nivel global. Además, el Gobierno congeló los pagos de comunidad, produciendo más pérdidas, y sigue exigiendo de las corporaciones que participen en los proyectos de inversión en Siberia y el Ártico. Actualmente, el 75% de toda la deuda externa corresponde a estos organismos.
Según el director de la Academia de Economía y Administración Pública, Veniamín Vutianov, esta situación representa una amenaza para la seguridad nacional puesto que, si las corporaciones no consiguen pagar sus deudas lo deberá hacer el Estado.
Por supuesto, parece poco probable que todos los deudores exijan el pagamento simultáneamente. Sin embargo, todo podría cambiar en caso de un grave deterioro de la coyuntura internacional.