El diario Kommersant comenta hoy la sorprendente reorganización del sector mediático anunciada la víspera por el Kremlin, en particular, la inesperada liquidación de RIA Novosti para formar sobre su base un engranaje propagandístico con el controvertido periodista Dmitri Kiseliov al frente.
El nuevo organismo, Rossiya Segodnya, que absorberá también a la emisora La Voz de Rusia, se encargará de dar cobertura internacional a la política del Estado y la vida social del país, según el decreto de Vladímir Putin publicado en la web del Kremlin. El jefe de la Administración Presidencial, Serguéi Ivanov, mencionó entre otros motivos la necesidad de racionalizar y reducir el gasto de asignaciones presupuestarias en los medios estatales.
De momento no está del todo claro cómo afectará el cambio al seguimiento informativo de los Juegos de Sochi 2014 en los que RIA Novosti, en proceso de liquidación desde ayer, tenía el rango de agencia anfitriona, ni cuáles de sus múltiples proyectos o divisiones, como la agencia de información judicial Rapsi o la de noticias económicas Prime, tendrán continuidad en la nueva estructura.
Algunos politólogos como Alexéi Makarkin, citado por el diario Kommersant, opinan que RIA Novosti tuvo demanda “como baluarte de un régimen liberal cuando se promovían las ideas, hoy no requeridas, de modernización, reinicio e integración de Rusia en la corriente global”.
El nuevo rumbo refleja la actual correlación de conservadores y liberales en la sociedad rusa, que es de 80 a 20, señala Nezavisimaya Gazeta. La decisión del presidente ruso busca consolidar a las élites y al electorado en torno a los valores conservadores, y el nombramiento de Dmitri Kiseliov encuadra en este esquema.
El diario recuerda que Kiseliov demostró en los últimos meses una lealtad incondicional al Kremlin y la disposición de luchar contra los oponentes que impugnaban sus controvertidas leyes sobre la propaganda gay o la restricción de adopciones internacionales.
El diputado Dmitri Gorovtsov, miembro de la fracción Rusia Justa, dijo que “muchos embajadores rusos pedían crear una estructura parecida a la agencia soviética APN para transmitir a Occidente información positiva sobre Rusia, habida cuenta de que los actuales medios rusos se permiten criticar al régimen”.
“Habrá propaganda directa pero el régimen no le ve alternativa”, dijo.
El politólogo Borís Makárenko cuestiona de antemano la eficacia del nuevo engranaje propagandístico: “Si la política del país objetivamente no coincide con los valores occidentales, no hay manera de enmendarlo aunque se establezca una decena de agencias y se inyecte en ellas la mitad del presupuesto”.
También el director del Centro Levada, Lev Gudkov, piensa que la medida será mal vista y hasta contraproducente en el exterior:
“Las encuestas en Occidente demuestran que la actitud benévola hacia Rusia disminuye constantemente. Regresamos al sistema soviético del control y la censura de los medios, su transformación en portavoces de la postura oficial”, dijo.
