La nueva fase de la revolución de esquisto tendrá lugar en Rusia y América Latina, según la petrolera BP; el agotamiento de los yacimientos obligará a recurrir a fuentes alternativas del petróleo incluso a las compañías públicas rusas que tienen acceso a la banquisa ártica, escribe el diario RBC Daily.
Según BP, en 2035 al día Rusia producirá 800.000 barriles de petróleo de esquisto a los que los países sudamericanos sumarán otros 700.000. Para entonces, en el mundo la extracción del crudo de las fuentes alternativas se situará en el mundo en 7,7 millones de barriles diarios frente a los 2 millones de hoy en día.
El término “petróleo de esquisto” es poco difundido en Rusia, a diferencia de EEUU. Aquí se suele hablar del crudo “de difícil extracción”, un concepto más vasto. Sin embargo, las tecnologías de extracción son las mismas en los dos casos.
Rusia empezó una reforma de su sistema tributario para crear condiciones para el uso de estas tecnologías. A finales del año pasado se liberaron de impuestos para un periodo de entre 10 y 15 años cuatro yacimientos rusos de difícil extracción. Los expertos abogan por una continuación.
Según el Ministerio de Energía, las medidas de incentivación aportarán a las arcas públicas unos 2 billones de rublos (60.000 millones de dólares) en impuestos y permitirán extraer unos 326 millones de toneladas hasta 2032.
Las mayores petroleras rusas confirman las estimaciones de BP e indican que el petróleo de difícil extracción es para ellas una prioridad. Un colaborador indicó que el crudo de esquistos es una necesidad para todo el sector ya que las fuentes tradicionales se están agotando y los preparativos para la extracción en el Ártico llevarán varios decenios.
