Los militares rusos constataron que el grueso de los armamentos desplegados en Crimea son obsoletos, no tienen perspectivas de uso futuro y por lo tanto se traspasarán a Ucrania, destaca hoy el diario Moskovski Komsomolets.
La semana pasada, Rusia tomó bajo su jurisdicción las 193 bases militares en Crimea que habían pertenecido a Ucrania. Uno de cada diez efectivos renunció a continuar el servicio en las Fuerzas Armadas de Rusia y abandonó la península. Ahora, de acuerdo con una orden del presidente ruso Vladímir Putin, se está efectuando la entrega a Kiev de los armamentos y equipos.
Se trata, ante todo, de 350 blindados. Según una fuente familiarizada con las negociaciones de los Estados Mayores de ambos países, “son, por lo general, los vehículos de fabricación soviética de los años 1970 que no tienen posibilidades de uso en las Fuerzas Armadas rusas” y cuyo estado técnico “deja mucho que desear debido a que son, en su mayoría, aparatos obsoletos o los que el Ejército de Rusia ya no utiliza”.
En la Fuerza Aérea la situación es aún peor pues “los cazas MiG-29 y Su-27 y los aviones de instrucción L-39 estacionados en las bases aéreas de Crimea son de modificación antigua, de los tiempos de la URSS, y no se utilizan en el Ejército del Aire ruso ni con fines de entrenamiento”, según una fuente del Ministerio ruso de Defensa. Algunas de las aeronaves hasta carecen de propulsores o están tan corroídas que tienen agujeros en el fuselaje.
Lo mismo se refiere a la flota. Una fuente del Ministerio de Defensa ruso comentó a Moskovski Komsomolets que un 80% de los buques no aguantarán ni para llegar a Nikoláev u Odessa, dos puertos ucranianos del mar Negro, mientras que el único submarino de la Armada ucraniana, el diésel-eléctrico Zaporozhie, puede utilizarse solo como una central eléctrica flotante por haber estado amarrado durante varias décadas.
