La renuncia al gas ruso disparará las tarifas de los recursos energéticos en Europa, pero a largo plazo es inevitable, según los expertos citados hoy por el diario Vedomosti.
La prohibición de importar el combustible ruso perjudicará seriamente la economía de Europa, advierten los analistas de Fitch en el informe “La vida sin el gas ruso”.
Los cortes del suministro repercutirán primero en los precios del gas y luego producirán una reacción en cadena con el aumento de las tarifas de la energía eléctrica, el carbón y el petróleo.
Según fuentes de la Comisión Europea y la Casa Blanca de EEUU, en la actualidad Occidente estudia sanciones económicas, financieras y comerciales contra Moscú, que repercutirán en los suministros desde Rusia. Las medidas se aplicarán en caso de una escalada del conflicto en Ucrania.
Al mismo tiempo, según el director de East European Gas Analysis, Mijaíl Korchemkin, las interrupciones puntuales de los suministros del combustible ruso no afectarán a Europa que echará mano de las reservas propias.
A largo plazo, el Viejo Continente irá reduciendo su dependencia de Rusia y puede acabar teniendo como principal proveedor a Irán, que posee las segundas mayores reservas de gas natural en el mundo.
“Es una decisión política (de la UE)”, resumió Korchemkin.
