El progreso en las negociaciones nucleares con Teherán, cuya nueva ronda arrancó la víspera en Viena, se debe entre otras cosas a la crisis ucraniana, comenta hoy el diario Nezavisimaya Gazeta.
Occidente quiere lograr un acuerdo definitivo para poder levantar las sanciones contra Irán, lo que permitiría comprar sus hidrocarburos y reducir así la dependencia energética europea de Rusia, sostiene Vladímir Sazhin, del Instituto de Estudios Orientales de la Academia de Ciencias de Rusia.
Las sanciones impuestas por Bruselas en 2012 restringieron en particular las compras del crudo iraní, recuerda el experto, al indicar que los países del sur de Europa (España, Italia, Grecia y Portugal) fueron los más afectados por la medida.
El país persa es uno de los líderes mundiales en reservas de hidrocarburos y está dispuesto a exportarlos a Europa, aunque para ello se necesitarían grandes inversiones en la industria petrolera iraní, además del levantamiento de las sanciones.
En el terreno político, los posibles negocios petroleros con Irán ayudarían a la Unión Europea a superar su dependencia energética de Rusia en medio de las tensiones por Ucrania, recalca Sazhin.
“Tanto EEUU como la UE quieren tener a Irán de su lado o al menos lograr su neutralidad en el conflicto por Ucrania. Sin lugar a dudas, Bruselas está ahora más interesado en levantar las sanciones a Teherán que antes de la crisis ucraniana”, dice.
Al mismo tiempo, descarta que Irán pueda desde el principio garantizar a los países comunitarios suministros suficientes de gas y petróleo o simplemente convertirse en un competidor de Rusia en el mercado europeo, ya que para ello hace falta tiempo y dinero.
En el mismo sentido se expresó ayer en Moscú el presidente del Foro de la OPEP, el iraní Seyed Mohammad Hossein Adeli, quien dijo que en caso de levantarse las sanciones, Teherán buscaría nuevos mercados para su gas en todo el mundo y a la vez trataría cooperar con Rusia y no hacerle competencia en este ámbito.
El diplomático iraní también consideró poco probable que los países europeos renuncien a las importaciones del gas ruso.
