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Relevo de enemigos

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La nueva ronda de negociaciones nucleares entre Irán y el Grupo 5+1 que arrancó el lunes en Viena podría culminar con un acuerdo histórico. Tanto Occidente como la República Islámica buscan mejorar sus relaciones, mientras que Rusia podría pasar a ocupar el puesto de “principal enemigo” a punto de quedar vacante, comenta Vedomosti.

La nueva ronda de negociaciones nucleares entre Irán y el Grupo 5+1 que arrancó el lunes en Viena podría culminar con un acuerdo histórico. Tanto Occidente como la República Islámica buscan mejorar sus relaciones, mientras que Rusia podría pasar a ocupar el puesto de “principal enemigo” a punto de quedar vacante, comenta Vedomosti.

Con su estratégica situación entre el mar Caspio y el golfo Pérsico, Irán sirve de un muro de contención para impedir el acceso de China y Rusia a las fuentes de energía de la península Arábiga.

A través de sus vínculos con Hamás y Hizbulá, el país persa es capaz de influir en Líbano y Palestina, y también de convertir su apoyo a los grupos radicales en una moneda de cambio en las negociaciones con Washington, tal como sucedió ya en 2003, apunta David Patrikarakos, del Instituto de Estudios Iraníes de la Universidad de San Andrés.

La guerra civil de Siria y la nueva crisis en Irak multiplican la importancia de Teherán como socio regional, destaca. Pero la distensión con Occidente también beneficia a Irán, un país debilitado por las sanciones y que necesita desesperadamente modernizar sus sectores petrolero y bancario.

Por otro lado, el experto advierte de que la alianza entre Occidente e Irán en contra de Rusia tiene una larga tradición. El golpe de Estado de 1953 que reforzó el poder del jaque prooccidental Alí Reza Pahlaví tenía entre otros objetivos frenar la creciente influencia de la URSS en la región.

En la década de los 70, Teherán conformaba junto con Riad el llamado “doble pilar” en que se apoyaba la política de Richard Nixon para hacer frente a la influencia soviética en el Golfo.

De ahí que una de las consecuencias más importantes del acercamiento resida en el plano psicológico y no político. Occidente y su opinión pública están demasiado acostumbrados a ver a Irán como parte del “eje del mal”, aunque esta percepción ya está cambiando.

Según una encuesta de Gallup, en febrero pasado Teherán era considerado “enemigo” por el 16% de los estadounidenses, frente al 32% hace tan solo dos años. En cambio, Rusia ahora es vista como un país hostil por el 9% de los norteamericanos, mientras que en 2012 esa cifra fue solo del 2%. 

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