El Ejército ruso no ayuda a las milicias independentistas del sureste de Ucrania, ni prepara una intervención en el país vecino, sostiene el almirante Vladímir Komoédov, presidente de la Comisión de Defensa de la Duma de Estado, citado por Nezavisimaya Gazeta.
“El ministro de Defensa no habló de ello el miércoles en la sesión de control a puerta cerrada. No hemos prestado ni prestaremos ayuda militar a las milicias ucranianas, y tampoco hay allí nuestros soldados”, afirmó Komoédov al diario.
El legislador no confirmó ni desmintió las informaciones de medios sobre el aumento de tropas rusas en la frontera con Ucrania.
Entretanto, los expertos señalan que el refuerzo de la presencia militar en la provincia de Rostov y otras zonas limítrofes con Ucrania se debe al riesgo de contagio de la inestabilidad y al gran número de persona que huyen a Rusia desde el otro lado de la frontera.
Parece lógico que Kiev intente ahora recuperar el control de la frontera sureste del país, pero se trata de un propósito poco o nada realista, advierte el experto militar, teniente general Yuri Netkáchev.
“Incluso si se despliega allí la totalidad del Ejército ucraniano, es decir unos 135.000 soldados, a cada kilómetro de la frontera le correspondería tan solo un centenar de personas”, explica.
Según el experto, la frontera ruso-ucraniana es fácilmente transitable y sería muy difícil cortar los miles de senderos que la atraviesan.
“La intención de (presidente de Ucrania) Piotr Poroshenko de blindar con tropas la frontera conduciría al caos y la inestabilidad no solo en Ucrania, sino también en territorios fronterizos de Rusia. Las tropas ucranianas estarán dispersas a lo largo de la frontera y por tanto sería fácil destruirlas”, alerta.
Es precisamente por ello que el Ejército ucraniano concentra sus tropas cerca de la frontera, insiste el experto.
“Es imprescindible para impedir que los combates se extiendan al otro lado, casos que se han dado, como es sabido”, argumenta.
