Según informó al diario el portavoz del Consulado General de Rusia en Barcelona, Alexandr Korchaguin, en estos momentos el detenido permanece en prisión preventiva en Madrid, a la espera de que la Audiencia Nacional decida sobre su extradición a EEUU.
Vadím Poliakov, de 30 años y originario de San Petersburgo, fue detenido por la policía española a finales del mes pasado en Salou, un popular centro de turismo de la costa catalana. Según la investigación, el joven robaba, con ayuda de un software especial, datos personales para acceder a cuentas de usuarios del portal de reventa de entradas StubHub.com y comprar a través de ellas billetes a principales eventos en territorio de EEUU.
Las entradas robadas eran posteriormente revendidas por Poliakov y sus cómplices, contra los que también pesa una orden de búsqueda internacional. Según estimaciones, los daños por las actividades delictivas del grupo superan los 10 millones de dólares.
Se trata al menos de un segundo caso de los últimos 12 meses, cuando un ciudadano ruso queda bajo arresto en España por petición de la Justicia estadounidense, recuerda Izvestia. En agosto de 2013, la policía española detuvo en Barcelona a Dmitri Beloróssov, de 20 años, acusado de fraude con tarjetas de crédito. Varios meses después, el ruso fue extraditado a EEUU.
España no es un país que destaque por extraditar a ciberdelincuentes, puesto que sus servicios de seguridad hacen bien su trabajo, comenta Valeri Pávlov, presidente de la Unión Profesional de Programadores de Rusia.
Los casos de detención y entrega a EEUU de presuntos autores de crímenes informáticos ocurren ahora con la misma frecuencia que antes, subraya.
“Vemos solo la punta del iceberg, solo que últimamente estos casos se hacen públicos por la confrontación de Rusia y Occidente”, asegura.
El vicepresidente del Consejo Coordinador de Compatriotas Rusos en España, Alexandr Surgutánov, tampoco ve indicios de distanciamiento entre Madrid y Moscú. Al contrario, las relaciones entre los dos países viven actualmente “cierto repunto”, afirma, con el aumento del comercio bilateral y celebración de jornadas culturales.
“Casos de este tipo pasan prácticamente desapercibidos y no se puede decir que los servicios de seguridad españoles hayan endurecido su actitud respecto a nuestros compatriotas”, indica.
