Los embajadores de los Veintiocho aprobaron la víspera una propuesta para recrudecer las sanciones contra Moscú y, por primera vez, extenderlas a varios sectores de la economía rusa. No obstante, la diplomacia rusa espera que la UE no logre consenso sobre las medidas más radicales y que se pueda atenuar su efecto negativo para Rusia, escribe Kommersant.
Las nuevas sanciones, las más duras desde el inicio de la crisis en Ucrania, van desde la ampliación de la lista negra de personas y empresas hasta la imposición de restricciones contra varios sectores clave de la economía rusa, como el energético, el de defensa y el financiero.
En particular, se prohibirá exportar a Rusia armas, productos de doble uso y tecnologías para la producción de hidrocarburos. Además, los bancos rusos tendrán limitado el acceso al mercado financiero comunitario. También se suspenderán inversiones y proyectos de cooperación con Crimea.
Aunque Washington llevaba tiempo reclamando medidas similares por parte de sus aliados europeos, Bruselas siempre se había negado a pasar a la tercera fase de sanciones contra Moscú. Las cosas cambiaron después del siniestro del Boeing malasio en Ucrania.
En vísperas de la reunión de los embajadores comunitarios, el presidente Barack Obama celebró una teleconferencia con los líderes de Reino Unido, Francia, Alemania e Italia, durante la cual se acordó aumentar la presión sobre Rusia.
Sin embargo, las sanciones acordadas el martes aún deben ser aprobadas por los titulares de Exteriores o los jefes de Estado y de Gobierno de la UE. Y cabe la posibilidad de que las represalias económicas pierdan parte de su crudeza inicial durante el debate al máximo nivel comunitario, esperan fuentes diplomáticas rusas consultadas por Kommersant.
En primer lugar, Moscú confía en el apoyo de países europeos que sufrirían mayores pérdidas por la reducción de la cooperación con Rusia, explica al diario uno de los interlocutores.
Existen motivos para tener estas esperanzas, según el diario, puesto que la propuesta de sanciones sectoriales ya había sido moderada en tres ocasiones durante los debates preliminares. Así, se descartó la prohibición de exportar a Rusia tecnologías vitales para el sector del gas, por lo que las sanciones definitivas afectarán solo la industria del petróleo.
Varios Estados pedían también que el embargo militar se reduzca solo a nuevos contratos. Entre esos países se encuentra Francia que tiene suscrito con Moscú un multimillonario contrato para la entrega de dos portahelicópteros tipo Mistral.
Por último, Alemania, el mayor socio de Rusia en Europa, insistió en que el castigo sea temporal y que se revise dentro de tres meses.
