Los presidentes de Ucrania y Rusia, Petró Poroshenko y Vladímir Putin, se reunirán el próximo 26 de agosto en Minsk, durante la cumbre Unión Aduanera-Ucrania. El Kremlin no revela si se está preparando un contacto bilateral, mientras los expertos afirman, escépticos, que es “poco probable” que en la capital bielorrusa haya avances sustanciales en las asignaturas pendientes, escribe Kommersant.
“El presidente (Putin) tiene previstas varias reuniones bilaterales en Minsk. Si se organizan unas negociaciones (con el presidente ucraniano) lo anunciaremos aparte”, dijo ayer el portavoz del mandatario ruso, Dmitri Peskov. Mientras el jefe adjunto de la administración de Poroshenko, Valeri Chali, declaró que espera que la reunión de Minsk sea “el comienzo de unas negociaciones reales para resolver la crisis ucraniana”.
El primer, y el único hasta ahora, encuentro personal de Poroshenko y Putin tuvo lugar en las celebraciones del 70º aniversario del desembarco aliado en Normandía, aunque apenas se puede decir que fuesen unas negociaciones pues los dos mandatarios conversaron durante solo unos 15 minutos y en presencia de la canciller alemana Angela Merkel y el presidente galo François Hollande.
Según unas fuentes de Kommersant próximas al Kremlin, el segundo encuentro, más duradero, debía celebrarse en Brasil a mediados de julio, antes o después de la final del Mundial de Fútbol, pero se vio fracasado después de que Poroshenko renunciara a viajar al país sudamericano debido a la crisis en su país.
Ahora le toca a Minsk acoger un encuentro de los dos líderes al que tanto Putin como Poroshenko invitaron al presidente saliente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, según se dio a conocer ayer.
Pero el portugués optó por enviar a la capital bielorrusa a tres comisarios: la jefa de la Diplomacia, Catherine Ashton, el comisario de Comercio, Karel De Gucht, y él de Energía, Günther Oettinger. Por tanto se espera que en Minsk las partes aborden también el embargo agroalimentario ruso, la asociación de Ucrania con la UE y el estancado diálogo gasístico entre Moscú y Kiev.
Un cara a cara entre Poroshenko y Putin, si llega a celebrarse, se centrará, con mucha probabilidad, en la situación en Donbás, asunto que centró el reciente encuentro de los cancilleres de Alemania, Francia, Rusia y Ucrania en Berlín donde, según el titular de Exteriores ruso Serguéi Lavrov, no hubo progreso en los temas más importantes: alto el fuego en Ucrania Oriental y el proceso político.
El politólogo ucraniano Mijaíl Pogrebinski opina que en el próximo encuentro en Minsk “tanto Rusia como Ucrania confían en poder salirse con la suya”. Mientras, el jefe del Consejo de Política Exterior y de Defensa, Fiódor Lukiánov, cree poco probable que haya avances notables en la posible cita entre los dos presidentes.
“Todo el mundo busca poner fin a las hostilidades (en Ucrania). Pero apenas es posible antes de llegar a un acuerdo con respecto a varios asuntos, desde el gas hasta Crimea”, dijo Lukiánov a Kommersant al añadir que en este caso “el concepto de ‘primero el alto al fuego’ no sirve, primero hay que llegar a una fórmula de compromiso”.
Según Lukiánov, “la carnicería (en el este de Ucrania) continuará y no representará un obstáculo para las negociaciones” pero poner fin al conflicto requerirá unos “sobreesfuerzos”.
