La crisis en Ucrania y el descrédito de su ala nacionalista cambió la actitud hacia el inmigrante en la sociedad rusa e hizo a los rusos más tolerantes, otrora alarmados por la afluencia de trabajadores extranjeros y los posibles conflictos con representantes de distintas naciones, según un sondeo, citado hoy por Izvestia.
En particular, la encuesta pone de relieve que el 66% de los rusos no cree posibles masivos conflictos sangrientos por motivos raciales.
A finales de 2013 ese porcentaje apenas alcanzaba el 29%.
A la pregunta sobre posibles tensiones con la mano de obra extranjera en las ciudades donde viven los encuestados, estos respondieron negativamente en el 71% de los casos. En octubre de 2013, la cifra era del 52%.
Según la socióloga Karina Pipiya, este año la atención de los rusos se ha desviado a los acontecimientos en Ucrania.
La experta también relaciona la disminución de la popularidad del nacionalismo con el descrédito de los nacionalistas ucranianos a los que los medios de comunicación rusos muchas veces tachan de fascistas.
Además, casi han desaparecido los reportajes televisivos sobre los trabajadores extranjeros en Rusia, una circunstancia importante teniendo en cuenta que la TV es la principal fuente de la información para el 94% de los rusos.
Los expertos destacan también los efectos positivos del aumento de la tolerancia en la vida cotidiana y no solo en las tablas de las encuestadoras y aconsejan aprovechar el momento para una mayor integración de los extranjeros residentes en Rusia en la sociedad local.
También se aconseja perfeccionar la legislación para que los inmigrantes se adapten con mayor facilidad a las nuevas condiciones de vida.
