Japón está a punto de anunciar nuevas sanciones a Rusia, pero su "castigo" será mucho más suave que el impuesto por EEUU o la Unión Europea, ya que Tokio no quiere agravar las tensiones con Moscú, escribe Kommersant citando a fuentes diplomáticas niponas.
Según el periódico, el Gobierno japonés ampliará la "lista negra" de particulares rusos que tienen prohibida la entrada en el país asiático y cuyos activos allí serán congelados.
La prensa local también adelanta que las nuevas restricciones podrían afectar los sectores bancario y financiero.
Y es que se trata de una decisión forzada por el compromiso ante Washington, explican los interlocutores del diario, mientras que el propio Tokio intenta evitar sanciones que deterioren seriamente su cooperación con Moscú.
Entre los países del G7, Japón se mantiene como el único partidario de una actitud moderada respecto a Rusia.
El pasado 10 de septiembre, el ex primer ministro nipón, Yoshiro Mori, viajó a Moscú y se reunió con el presidente Vladímir Putin, con quien tiene una buena relación personal, en un intento por mitigar el impacto negativo de las sanciones y de la propuesta de aplazar a la primavera la visita del líder ruso a Tokio que estaba prevista inicialmente para los últimos meses de este año.
Según fuentes de la cancillería japonesa, la delicada misión de Mori no tuvo demasiado éxito. Ante sus juramentos de que Tokio apuesta por desarrollar las relaciones con Moscú, el presidente Putin dio a entender que lo que pesa más son los hechos.
