La situación de los refugiados ucranianos en Rusia se vuelve crítica, advierten varios expertos consultados por el diario Novie Izvestia.
Las autoridades esperan otra oleada de refugiados debido al continuo deterioro de la situación económica en Ucrania y han revisado al alza las cuotas de acogida en muchas regiones, pero un gran número de los que llegaron anteriormente siguen sin encontrar empleo ni vivienda, y hasta pasan hambre según la prensa y los defensores de derechos humanos.
Aquellos que llegaron en vuelos especiales a Siberia y Lejano Oriente no saben cómo escapar del inminente invierno: no tienen dinero y muchos están sin papeles. Mientras en Crimea, donde hay unos 300.000 refugiados, se están acabando las reservas de agua potable y el de por sí espinoso problema de abastecimiento se agravará en cuanto empiecen las tormentas en el Estrecho de Kerch.
El diputado parlamentario Alexandr Chetverikov, del comité de política económica de la Cámara Baja, sugiere enviar a la mayoría de los refugiados a la Región de Rostov y al Territorio de Stávropol, crear urgentemente un organismo especial que se ocuparía de resolver sus problemas y asignar suficientes recursos financieros para su adaptación.
"Necesitamos definir qué regiones pueden proporcionar infraestructuras sociales para los ucranianos, además de empleo y vivienda", dijo.
Su colega Vadim Soloviov, subjefe del comité de leyes constitucionales y desarrollo institucional, piensa que el Kremlin traspasó el problema de los refugiados a las regiones cuyos presupuestos ya de por sí no dan abasto.
"Para muchos territorios, el desenlace será lamentable, la bancarrota. Numerosas regiones ya están al borde de quiebra", advirtió el legislador.
La negligencia de los funcionarios, según él, podría provocar multitudinarias protestas de refugiados y lugareños.
Soloviov recomienda "gastar el dinero en el rescate de los refugiados, no en indemnizaciones a milmillonarios afectados por sanciones" de Occidente.
La presidenta de la ONG Asistencia Civil Svetlana Gánushkina indicó que las autoridades inscriben a muchos refugiados en el programa de reubicación voluntaria, pero sin darles una vivienda, por lo que la gente regresa a los campamentos que pronto van a cerrar. "Francamente da miedo pensar en lo que pasarán en invierno", dijo.
