Las exportaciones de armas rusas se han elevado en lo que va de 2014 a 9.800 millones de dólares, lo que supone una contracción considerable frente el año pasado, destaca este jueves el diario Novie Izvestia.
La preocupante cifra fue anunciada por el subjefe del Servicio Federal ruso para la Cooperación Técnica y Militar y el número uno de la delegación rusa en el salón Euronaval 2014, Anatoli Punchuk.
El periódico recuerda que en 2013 las exportaciones bélicas rusas se situaron en 15.700 millones de dólares y que el ente de Punchuk aseguró entonces que ese volumen se mantendría también en 2014.
En abril pasado, el presidente ruso Vladímir Putin anunció que Rusia fue el segundo exportador mundial de armas en 2013, por detrás de EEUU. Las cifras de este año delatan que la tan importante fuente de ingresos para el presupuesto ruso ha resultado bastante vulnerable ante las sanciones occidentales.
A modo de comparación, Washington se ha embolsado ya 34.200 millones de dólares por las ventas de armas en 2014, según el Pentágono.
Novie Izvestia constata que la industria militar rusa se ve en una situación complicada, sobre todo debido al embargo a las exportaciones de tecnologías de doble uso impuesto por la UE en agosto pasado, una medida que, según expertos, amenaza con afectar notablemente el ambicioso rearme del Ejército ruso y conllevará también enormes gastos en la sustitución de importaciones.
Además, a las empresas armamentistas rusas se les cortó el acceso a los mercados financieros occidentales, lo que representa otro factor agravante.
El director del Centro de Seguridad Internacional del Instituto de Economía y Relaciones Internacionales de la Academia Rusa de Ciencias, Alexéi Arbátov, considera poco probable que la situación mejore en un futuro próximo.
El experto ha recordado en declaraciones a Novie Izvestia que en los últimos años Rusia apostó por las tecnologías y componentes occidentales para fabricar sus armamentos. Por lo tanto, dice, la contracción de las exportaciones bélicas es solo el primer síntoma inquietante.
“El efecto de las sanciones para los contratos de exportación (de armas) tardará en manifestarse, pero es probable que veamos en pleno las consecuencias negativas ya el año que viene”, ha dicho Arbátov.
