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El meteorito de Cheliábinsk da pistas para esclarecer el fenómeno de Tunguska

© RIA Novosti / Acceder al contenido multimediaCaída del meteorito en la provincia de Cheliábinsk
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La explosión de un meteorito sobre la ciudad de Chiliábinsk, en los Urales, el pasado 15 de febrero podría esclarecer el fenómeno de Tunguska de 1908 confirmando la hipótesis de que fue generado por un cometa, según el astrónomo y físico Vitali Romeyko.

La explosión de un meteorito sobre la ciudad de Chiliábinsk, en los Urales, el pasado 15 de febrero podría esclarecer el fenómeno de Tunguska de 1908 confirmando la hipótesis de que fue generado por un cometa, según el astrónomo y físico Vitali Romeyko.

“En los dos casos los testigos mencionaron una estela blanca. Los especialistas que se ocupan de meteoritos afirman que estos cuerpos celestes dejan una huella de humo negro por la combustión de sus componentes. Se funden parcialmente;  las partículas de polvo y otras substancias arden produciendo humo. Lo que vimos en Cheliábinsk al igual que en el área del Tunguska, fue una estela blanca de vapor. Fue el resultado de la desintegración de un cometa que además de hielo contiene fragmentos de meteoritos pedregosos porosos”, dijo Romeyko, que participó en 24 expediciones al área del Tunguska, en una conferencia organizada por RIA Novosti.

El científico indicó que los bólidos de Tunguska y Cheliábinsk produjeron también el mismo fenómeno astronómico, las nubes noctilucentes. Sin embargo, la duración de las anomalías ópticas no fue la misma: en Cheliábinsk se pudieron ver durante una noche, en este junio, mientras que en 1908 se prolongaron por mucho más y cubrieron un territorio más extenso.

“De 15 a 17 horas después de la detonación en Tunguska aumentó la luminosidad de la atmósfera en Rusia y Europa Occidente. Era tan grande que muchos no pudieron conciliar el sueño. Me ocupé de este problema como científico. Puedo decir que en Alemania el nivel de luminosidad natural se multiplicó por 7.000. De noche, la gente podía leer periódicos, viajar o sacar fotos. Todo eso produjo pánico, por supuesto”, afirmó Romeyko que señaló que este fenómeno en 1908 se volvió a repetir medio año después.

Según Romeyko, la hipótesis de un cometa compuesto de hielo y piedras de pequeño tamaño, es la más popular en el ámbito científico en los últimos años y permite explicar la ausencia de un cráter o de restos del meteorito en el lugar de la explosión.

El bólido de Tunguska estalló a unos 10 kilómetros de altura sobre la taiga, en la región del río Tunguska en Siberia, hace 105 años, el 30 de junio de 1908. La detonación, comparable en potencia con la explosión de una bomba de hidrógeno de elevada potencia, derrumbó 80 millones de árboles en un área de 2.150 kilómetros cuadrados y fue captada por estaciones sismográficas en el mundo entero.

En aquella época que en el caso de Cheliábinsk los astrónomos no consiguieron detectar el meteorito con antelación por una razón muy sencilla: procedía de una dirección muy próxima a la del Sol lo que dificultó enormemente su observación.

La caída del bólido en una región deshabitada de la taiga fue una enorme suerte ya que de haberse producido cuatro horas después cuando la Tierra hubiera girado habría destruido San Petersburgo o Copenhague que se encuentran en la misma latitud. Probablemente, el curso de la historia se hubiera cambiado rotundamente.

Hasta hoy en día los biólogos registran mutaciones en los animales y las plantas de la zona del Tunguska. Hasta un 40% de los pinos tiene tres, cuatro o cinco acículas en vez de dos, las hormigas presentan cambios en la estructura del cuerpo y hay muchas ardillas albinas.

Sin embargo, no todos los especialistas apoyan la hipótesis de que la catástrofe de Tunguska fue generada por un cometa. Por ejemplo, el físico Andréi Oljovatov, también presente en la discusión, se pronuncia por el origen terrestre del fenómeno que, según él, fue causado por un particular rayo globular.

“En mi opinión, se trata de un poco conocido fenómeno geofísico aunque no excluyo que la situación astronómica también desempeño un papel. Es posible que una potente erupción solar provocó una potente radiación de protones y generó la catástrofe. Pero no hubo caída de cuerpos celestes”, afirmó Oljovatov añadiendo que en la Tierra de vez en cuando se observan acontecimientos parecidos pero de menores dimensiones.

Las divergencias que siguen dividiendo a los científicos se explican, en gran medida, por el hecho de que estudio del fenómeno de Tunguska fue muy tardío. Las autoridades zaristas no prestaron atención a la detonación y la primera expedición partió al área del Tunguska tan solo en 1927. Más o menos en la misma época se empezaron a recoger los testimonios de personas que presenciaron la detonación. Es evidente que con los decenios sus relatos no eran ya muy fiables sobre todo que el 11 de agosto de 1908, en la región cayó otro meteorito. La gente con el pasar de los años confundió los dos fenómenos.

En total, hasta hoy en día se formularon más de 100 hipótesis que van desde científicas a las más fantásticas como la explosión de una nave espacial extraterrestre. Sin embargo, el origen astronómico parece ya aceptado por la comunidad científica. A pesar de que no han sido hallados los restos del objeto los investigadores lograron detectar la presencia de huellas de sustancias provenientes del espacio en el área. Es decir, por el momento, la hipótesis de que la catástrofe fue producida por la caída de un cuerpo celeste parece la más probable.

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