El “Equipo Escocia” se medirá de igual a igual con el “Equipo Inglaterra” en los Juegos de la Mancomunidad de Naciones (Commonwealth) que el miércoles comienzan en Glasgow.
A falta de menos de dos meses para el referéndum de independencia, y dos años después de que Escocia e Inglaterra participaran unidos en en el “Team GB” en los Juegos Olímpicos de Londres, la nueva cita deportiva llega cargada de un alto simbolismo político.
“La inmensa mayoría de los 71 países y territorios de ultramar que participan en estos juegos han pasado por el proceso de independencia, por lo tanto no creo que a la Mancomunidad de Naciones pueda preocuparle que otra nación sea independiente”, declaró el ministro principal de Escocia, Alex Salmond, en el preámbulo de la apertura de Glasgow 2014.
Minutos antes, Salmond había hecho la promesa de mantener una tregua política de 11 días sobre la cuestión de la independencia. Pero el líder del Partido Nacional Escocés (SNP) se soltó la lengua después de dar un sorbo de “agua de vida” (así llaman en Escocia al whisky). Con el fondo musical de “Carros de Fuego”, en el acto de presentación de los Juegos, l ministro principal reivindicó a su manera la independencia “deportiva” de Escocia, compartida durante las próximas dos semanas con la de Gales, Irlanda del Norte, Australia, Canadá o incluso Gibraltar.
Más de 4.500 atletas –incluidos el jamaicano Usain Bolt y el británico Mo Farah– participarán en este evento deportivo que convertirán la victoriana Glasgow en el epicentro del viejo imperio británico. Los héroes locales Rod Stewart y Susan Boyle son las estrellas de la ceremonia de apertura del 23 de julio que será seguida por más de 100 millones de telespectadores.
El Equipo Escocia lanzará de entrada un poderoso mensaje de independencia “cultural”. El uniforme con el que desfilarán sus atletas consistirá en la típica falda escocesa, con una gama de colores que van del turquesa al fucsia, y que lucirán por igual mujeres y hombres.
El uniforme ha merecido duras críticas, encajadas a duras penas por su diseñador, Jilli Blackwood, que defiende el “alto impacto” y el “punto contemporáneo” que realza la capacidad del equipo autóctono para desmarcarse del resto de países de la Commonwealth: “Todo el mundo identificará con orgullo a Escocia cuando arranque el desfile”.
La reina Isabel II cortará oficialmente la cinta, y a su lado estará el primer ministro David Cameron, que reivindicará a su manera el título que durante el siglo XIX ostentó Glasgow: la segunda ciudad del imperio británico (después de Londres).
