El seleccionador nacional de fútbol de Rusia, el italiano Fabio Capello, no tiene intención de dimitir de su puesto, pese a llevar cinco meses sin cobrar, según confiesa en una entrevista al periódico deportivo ruso Championat.
"No me sorprendería que me despidiesen, me ha sucedido varias veces en mi carrera, pero no pienso dimitir, voy a continuar trabajando para la selección rusa", dijo el técnico.
Capello señaló a sectores de opinión que estarían presionando para su despido.
"Estoy a favor de la libertad de prensa, que periodistas, expertos y políticos den su opinión, pero estoy empezando a comprender que en Rusia tales puntos de vista a menudo están asociados con los intereses de alguien, incluyendo colegas que quieren ocupar mi lugar", opina.
El salario de Capello es de alrededor de 9 millones de euros anuales, el más alto del mundo entre seleccionadores nacionales. Además, está estipulado en divisa extranjera, mientras que el presupuesto de la federación de fútbol se establece en rublos. De esta forma, la reciente devaluación de la moneda rusa encarece el pago de su sueldo.
"No es algo de lo que sentirse orgulloso, pero simplemente no hay dinero para pagar el salario del técnico, tenemos que encontrar vías alternativas de financiación", reconoció recientemente Serguéi Stepashin, miembro del comité directivo de la federación nacional de fútbol, en respuesta a unas palabras de Capello, que dijo a comienzos de mes que su paciencia estaba "llegando al límite".
La selección rusa se clasificó para la Copa del Mundo de Brasil tras dos ediciones ausente, si bien cayó eliminada en la primera fase del torneo, al no pasar el grupo, en el que se enfrentó a Bélgica, Corea del Sur y Argelia.
