En la madrugada del domingo al lunes fallecía en Moscú a los 84 años y tras una larga enfermedad Víktor Tíjonov, legendario entrenador ruso de hockey hielo, que como seleccionador nacional guió al país a tres oros olímpicos, en 1984, 1988 y 1992.
La noticia de su muerte fue anunciada por la Liga Continental de Hockey (KHL), que adelantó que se guardará un minuto de silencio antes de cada partido de la próxima jornada de la competición.
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha emitido un comunicado oficial lamentando el fallecimiento de este “excepcional jugador y entrenador de hockey”.
Tíjonov nació en Moscú en 1930 y trabajó durante su juventud como mecánico de autobuses, antes de descubrir su talento para el hockey.
Desarrolló la mayoría de su carrera como jugador en el Dinamo de Moscú, sociedad deportiva de la policía, en la que militó 10 temporadas, disputando 296 encuentros y anotando 35 goles.
Sin embargo, el lugar en el Olimpo del hockey ruso se lo granjea principalmente gracias a su trayectoria como entrenador, que arranca en 1968 en el modesto Dinamo de Riga.
En 1977 le llega la oportunidad de dirigir uno de los grandes del deporte ruso, el CSKA de Moscú, sociedad deportiva del ejército, donde fundaría una verdadera dinastía. Ganó 13 temporadas consecutivas el campeonato de la URSS, todas las ediciones desde su llegada hasta 1989.
Esos títulos le dieron fama nacional, pero fueron los éxitos como seleccionador, puesto que asumió a la vez que el banquillo del CSKA, los que le valieron el reconocimiento mundial.
El hockey hielo disparó su popularidad en la URSS durante la Guerra Fría, por ser junto al baloncesto el principal "campo de batalla" directo entre EEUU y la URSS. Bajo la dirección de Tíjonov el país sumó tres oros olímpicos y ocho títulos mundiales.
El principal lunar de su carrera llegó en los últimos años de la URSS, cuando varios jugadores del equipo nacional denunciaron públicamente la excesiva dureza de los métodos de dirección.
“Sufríamos insultos y humillaciones contantes. Vivíamos 11 meses al año en un campo de entrenamiento, confinados en barracones, aislados del mundo, sin poder ver a nuestras familias”, relató Ígor Larionov.
Tíjonov no se retiró de los banquillos hasta 2004, a los 73 años, aunque suavizó sus métodos tras la caída de la URSS.
“He escuchado muchas historias sobre su carácter autoritario, pero conmigo era un abuelo normal, amable y atento”, recuerda su nieto, Víktor también, jugador actualmente de la selección nacional de hockey.
