La Policía rusa cerró más de mil garitos, entre ellos, 40 casinos desde que entró en vigor, el pasado 1 de julio, la ley que obliga a la industria del juego a retraerse hacia cuatro zonas especiales creadas a lo largo del país, comunicó hoy Alexei Shishkó, vicejefe del departamento de Seguridad Económica en el Ministerio federal del Interior.
"Fueron confiscados más de 13.500 equipos de juego, en particular, 93 mesas de juego", precisó el funcionario al agregar que los agentes descubrieron 226 delitos que causaron un daño total de más de 650 millones de rublos", o más de 20,5 millones de dólares al cambio actual.
Por Serguei Yolkin