"Una guerra interna": ¿la verdadera amenaza para Israel?

El aumento de la influencia de ultranacionalistas israelíes dentro del Gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu y la impunidad con la que actúan los colonos judíos radicales en Cisjordania representan una amenaza para el Estado hebreo que el supuesto 'terrorismo palestino', advierte una investigación del diario 'The New York Times'.

El medio asegura que descubrió "un gobierno sacudido por una guerra interna", que archiva los informes que encarga, frustra las investigaciones que asigna y silencia a los denunciantes, algunos de ellos incluso altos funcionarios.

"Una nueva generación de ultranacionalistas ha dado un giro aún más radical contra la noción misma de un Estado israelí democrático. Su objetivo es derribar las instituciones de Israel e instaurar un 'gobierno judío': ungir un rey, construir un templo en lugar de las mezquitas de Jerusalén sagradas para los musulmanes de todo el mundo e imponer un régimen religioso a todos los judíos", indica el rotativo norteamericano.

Según la investigación, que duró más de un año, facciones violentas del movimiento de colonos israelíes, protegidas y a veces instigadas por el propio Gobierno, han llegado a suponer una grave amenaza para los palestinos de los territorios ocupados y para el propio Estado de Israel.

El periódico también destaca cómo los políticos ultranacionalistas que en su momento fueron detenidos o arrestados ahora forman parte del Gobierno de Netanyahu y han jugado un papel fundamental tanto en la definición de políticas en Cisjordania como en la conducción de la guerra en la Franja de Gaza.

Tal es el caso de Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas y funcionario del Gobierno de Netanyahu encargado de Cisjordania, quien fue detenido en 2005 por el servicio de seguridad nacional Shin Bet por planear el bloqueo de carreteras para detener la retirada israelí de Gaza. Fue puesto en libertad sin cargos.

Otro ejemplo es Itamar Ben-Gvir, ministro de Seguridad Nacional de Israel, quien fue condenado en múltiples ocasiones por apoyar a organizaciones terroristas y, ante las cámaras de televisión en 1995, amenazó de muerte al primer ministro Isaac Rabin, asesinado semanas después por un estudiante israelí.

De acuerdo con la investigación del medio, actos criminales y, en algunos casos terroristas, de los colonos judíos en Cisjordania "han recibido una considerable indulgencia, que ha incluido reducciones de la pena de prisión, investigaciones anémicas e indultos".

"La mayoría de los incidentes de violencia de los colonos —incendios de vehículos, tala de olivares— son competencia de la policía, que tiende a ignorarlos. Cuando el Departamento Judío [del Shin Bet] investiga amenazas terroristas más graves, a menudo se ve obstaculizado desde el principio, e incluso sus éxitos se han visto a veces socavados por jueces y políticos afines a la causa de los colonos", afirma el diario, que basa su investigación en documentos y más de 100 entrevistas.

De acuerdo con el medio, la situación de impunidad ha empeorado en el último año.

"En casos que van desde el robo de ganado a incendios provocados y agresiones violentas, ni un solo sospechoso fue acusado de delito; en un caso, un colono disparó a un palestino en el estómago mientras un soldado de las Fuerzas de Defensa de Israel miraba, pero la policía interrogó al tirador durante solo 20 minutos y nunca como sospechoso de delito", señala la investigación.

Ami Ayalon, jefe del Shin Bet a finales de la década de 1990, dijo al rotativo que los dirigentes gubernamentales "indican al Shin Bet que, si matan a un judío, es terrible, pero si matan a un árabe, no está bien, pero no es el fin del mundo".

Pero los judíos también han sido blanco de los ultranacionalistas. El primer ministro Issac Rabin fue asesinado después de que los rabinos dictaran lo que equivalía a una sentencia de muerte contra él por su apoyo al proceso de paz de Oslo.

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