El presidente de México, Enrique Peña, promulga este lunes las leyes de una histórica reforma energética, gracias a un acuerdo con la oposición de centro-derecha que le arrebató el poder en el año 2000, un pacto bipartidista al cual su partido se negó durante 12 años.
El presidente Peña disfruta este lunes en el Palacio Nacional su mayor triunfo desde que en 2012 logró el regreso al poder del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que había gobernado sin pausa desde 1929, fundado por los caudillos nacionalistas de la Revolución Mexicana.
Peña expresó el viernes pasado su amplio reconocimiento al Congreso, por el cerrojazo al “proceso de transformación de una agenda de reformas”, que sólo enfrentó la resistencia fallida de las minoritarias formaciones de izquierdas.
“Todas las fuerzas políticas posibilitaron un espacio de amplio debate, acreditaron la madurez democrática y política de nuestro país”, celebró.
El presidente indicaba así la ausencia de disturbios que auguraba la oposición al pacto reformador, al abrirse la industria petrolera a la inversión extranjera por primera vez desde 1938.
El nuevo corpus legal energético del séptimo productor mundial de petróleo fue el punto culminante de una agenda reformadora, que se extiende a las telecomunicaciones, la educación, y las reglas de la disputa política democrática.
Doce años sin pactos con el PRI
Vicente Fox (2000-2006) y Felipe Calderón (2006-2012), dos presidentes del conservador Partido Acción Nacional (PAN), cabeza de una coalición plural que puso fin a 71 años del régimen priista, fracasaron en sus intentos de modernizar la industria petrolera mexicana, que durante 76 años se mantuvo como un cerrado monopolio estatal.
El PRI se negó pactar las reformas cuando fue oposición. Muchos se preguntan dentro y fuera de México cómo Peña logró lo que no pudieron Fox ni Calderón.
“El PRI bajo ninguna circunstancia estaba dispuesto a votar el cambio de la Constitución en materia energética en un gobierno que no fuera encabezado por él. Esa victoria no se la iba a conceder a nadie”, dijo a RIA Nóvosti el sociólogo Rubén Aguilar Valenzuela, miembro del staff de la casa presidencial de Los Pinos, que integraban cinco altos cargos de la presidencia de Fox.
La dimensión del cambio en la industria energética mexicana y sus consecuencias en 2014 son “un cambio histórico que pone fin al último y más importante mito fundacional del Estado moderno resultado de la Revolución Mexicana de principio del siglo XX”, dice Aguilar Valenzuela, un intelectual de izquierdas, autor de varios libros sobre la alternancia y la sociedad civil en México.
Con las reformas, México “acelera el proceso de modernización y se deshace de un lastre, la legislación anterior, que en los últimos 30 años ha frenado el desarrollo de la economía y la explotación racional de los hidrocarburos”, dice quien fue miembro de un círculo íntimo del pragmático presidente Fox.
La producción petrolera cayó 30% en 10 años, y se estima que México dejó de facturar cientos de miles de millones de dólares. En la industria petrolera la gente pregunta por qué tardó tanto México en lograr reformas urgentes.
“No se podía seguir en el esquema monopolista, en su tiempo revolucionario, planteado por el general Lázaro Cárdenas con la expropiación petrolera de los años treinta. Lo que lo había impedido era la posición anacrónica y conservadora del viejo PRI y también del PRD (Partido de la Revolución Democrática, centro-izquierda)”, dijo el autor.
El secreto de la negociación del PRI
Aguilar considera que el PAN sí quería la reforma energética y estaba obligado a votar a favor de la misma cuando el PRI la presentara.
“El PAN por sí solo no lograba la correlación de fuerzas necesaria para el histórico cambio de la Constitución. El PRI quería la reforma para él y sabía que el PAN estaba dispuesto a votar a su favor. El PRI antepuso sus intereses sobre los del país y retardó 12 años la posibilidad de la reforma, hasta regresar al poder”, dice el testigo privilegiado de los pasillos del poder en México.
Los mecanismos internos de la negociación se parecen a un circo de tres pistas de las grandes formaciones políticas mexicanas: cuando el PRD se negó a la reforma permitió que “el PAN tomase la iniciativa y obligó al PRI a ir más adelante en la apertura petrolera”, dice Aguilar, quien fue estratega de comunicación y portavoz de Fox.
La carta de la izquierda: una consulta en 2015
La izquierda está envuelta por el pesimismo. Con la promulgación de la reforma energética “no habrá nada que festejar, pues en los hechos seguirá beneficiando a los mismos grupos de poder político y económico”, dijo la víspera el coordinador del PRD en el Senado, Miguel Barbosa,
La reforma necesita de controles para el combate a la corrupción porque “fue implementada por los mismos hombres que hicieron mal uso del modelo anterior, que se beneficiaron mediante negocios y hoy son los reformadores, son los mismos hombres que ya fracasaron”, dijo el líder izquierdista.
El PRD denunció que con en esta reforma “se excluyó a la izquierda del gran acuerdo nacional y esto ha provocado polarización, confrontación y distanciamiento”.
El PRD apuesta a una consulta popular para revertir la reforma en 2015, pero no está claro si esa votación puede ser vinculante. Hoy la fiesta de es Peña.
