La propuesta promovida por Occidente de que Ucrania renuncie a su estatus de país no alineado e ingrese en la OTAN socava los esfuerzos para lograr una solución pacífica a la crisis, advirtió este martes el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov.
“Llama la atención el curioso hecho de que la iniciativa surja precisamente en el momento cuando, tras la reunión en Minsk, se perfiló un acuerdo para llegar a una solución aceptable para todos en el marco del Grupo de Contacto”, dijo en una conferencia de prensa.
Lamentó que “ese afán por reforzar las posiciones del ‘partido bélico’ se instigue y azuce desde Washington y algunas capitales europeas y, cada vez con mayor frecuencia, desde Bruselas y la sede de la OTAN, donde el secretario general de la Alianza Atlántica (Anders Fogh Rasmussen) hace declaraciones, con o sin motivo, que no le incumben”.
“Nuestro principal objetivo consiste en calmar el ‘partido bélico’ en Kiev, y eso en realidad solo puede hacerlo EEUU, ya que Washington cuenta con una influencia directa en los representantes de esas fuerzas, existen muchos hechos que lo demuestran”, declaró el canciller ruso.
Lavrov destacó que resulta imprescindible “utilizar la influencia y las posibilidades de EEUU para enviar las señales necesarias” para que los implicados pasen de los intentos de resolver la situación mediante la guerra a un proceso político de negociaciones.
Desde mediados de abril pasado, las fuerzas de seguridad ucranianas combaten con las milicias de Lugansk y Donetsk, regiones que se rebelaron contra el Gobierno central tras el cambio de poder que se produjo en Kiev en febrero. Según datos de la ONU desde el inicio de los enfrentamientos y hasta el pasado 27 de agosto en la zona murieron al menos 2.600 civiles, unos 6.000 resultaron heridos. Moscú califica esa operación especial de punitiva y exhorta a tomar todas las medidas para detener la masacre.
